Para
Castoriadis, no hay sociedad sin mito. ¿Que mitos circulan en
nuestra sociedad sobre la violencia de género, sus víctimas y
victimarios? ¿Cuál es su efecto?.
Postulamos
que las resistencias a mitigar la violencia de género y lograr
equidad entre mujeres y varones en todos los ámbitos, se cristaliza
en mitos que minimizan y niegan la existencia de este problema que
nos compete a todxs como sociedad, reduciendo el apoyo a las víctimas
y disminuyendo la responsabilidad de los agresores buscando
justificaciones que atenúan su accionar.
Considerar
a la violencia de género como algo que responde a factores
geográficos, étnicos o momentáneos; sostener que los maltratadores
son enfermos o adictos y que a las mujeres “les gusta” o se lo
“habrán buscado”, o que también ejercen “violencia de género”,
son parte de esta clase de creencias.
Antes
de adentrarnos en los ya clásicos mitos, vemos necesario puntualizar
lo que se da a llamar Neomitos (Lorente, 2009). Siguiendo con la
misma línea que expusimos en la entrada de posmachismos estos nuevos mitos suelen embanderarse bajo una imagen de ruptura con
las posiciones tradicionales, mientras que en realidad son nuevas
formas de sexismo que mantiene las posiciones patriarcales tradicionales. Ejemplo de estos son el Síndrome de Alienación Parental
(SAP), la supuesta proliferación de denuncias falsas, la creencia de
que existe un abuso de las leyes de protección hacia la mujer y que
se están criminalizando problemas “normales” de pareja o la
consideración de los varones como víctimas del sistema. Neomitos
que desarrollaremos en otra entrada.
El
conjunto de mitos que atraviesan a la violencia contra la mujer
buscan “reducir
el apoyo social a las víctimas transformándolas
de víctimas inocentes de un crimen potencialmente letal en
individuos que consciente o inconscientemente decidieron ser
maltratados. De hecho, de acuerdo con estos mitos, la víctima no es
realmente una víctima porque ella podría haber evitado el abuso,
probablemente lo provocó, e
inconscientemente lo deseaba”
(Peters, 2008 en Bosch y Ferrer, 2012). Es imprescindible que lxs
profesionales que trabajan con la temática realicen constantemente
una reflexión sobre las propias creencias y prejuicios, ya que si
algo de estos mitos se cuela en la escucha, veremos culpables donde
en realidad hay víctimas.
MITOS
SOBRE EL MALTRATO
-MITO
DE LA MARGINALIDAD: El
sentido latente de este mito, es ubicar a la violencia de género
como algo alejado del propio grupo. Trasladado al terreno de lo excepcional y producto de determinadas circunstancias, se logra correr
su naturaleza de problema social universal (Bosch y Ferrer, 2012) a
algo circunstancial. Una de las justificaciones más habituales es
afirmar que las mujeres víctimas de violencia machista provienen de
hogares con problemas económicos y sociales, o que son de
determinados grupos étnicos. Por ejemplo, muchas personas ubican la
ablación femenina practicada en África como violencia de género
minimizando las situaciones cotidianas que viven muchas mujeres en
nuestro país.
Este
mito opera en dos sentidos: como resistencia a la toma de conciencia
de que la causa de la violencia de género es el hecho de ser
mujeres, independientemente del nivel de estudios, edad, clase o
etnia; y además provoca que aquellas mujeres que no cumplen con este
“perfil”, se sientan aún más avergonzadas y culpables,
limitando subjetivamente el acceso a los sistemas de atención pública
especializada.
-EL MALTRATO ES UN ASUNTO PRIVADO DEL ÁMBITO FAMILIAR.
El maltrato es un delito contra la libertad, contra la integridad física y psíquica, contra la dignidad humana y muchas veces contra la vida. Por tanto no es un
asunto privado. No es un “problema de pareja”, ya que una de las
partes es víctima de vejaciones, humillaciones, golpes e incluso
muerte. En tanto público, tenemos la obligación como ciudadanos de
no hacer la vista gorda y denunciar si fuere necesario, sobre todo cuando hay riesgo vital de la mujer. Por otro lado, y como sociedad también, debemos respetar los espacios y el proceso de esa mujer para que se empodere y se reconstituya subjetivamente como sujeto de derechos, y dejar que ella pueda tomar las decisiones de denunciar y terminar con la situación de violencia desde otro lugar (siempre que no esté en riesgo su vida, y en consonancia con nuestra postura en la entrada "Combatiendo patriarcado con paternalismo. La obligación de denunciar").
-ES
IMPOSIBLE ROMPER CON UNA RELACIÓN DE MALTRATO:
En un contexto de contención que propicie que la mujer recupere la
confianza en sí misma, es posible salir del círculo de la
violencia.
-LOS
MALOS TRATOS SON PÉRDIDAS MOMENTÁNEAS DE CONTROL:
Esta ampliamente estudiado que la violencia de género no es producto
de hechos aislados sino que se corresponden con un patrón vincular
configurado por el ciclo de la violencia. Este mito tiende a
minimizar la complejidad de esta realidad constituida por ciclos que
se repiten una y mil veces.
MITOS SOBRE LAS MUJERES MALTRATADAS
-LAS
MUJERES CON CIERTAS CARACTERÍSTICAS TIENEN MÁS PROBABILIDAD DE SER
MALTRATADAS: Las mujeres
maltratadas no tienen un perfil particular que implique edad,
posición social, nivel educativo raza o etnia. Tal como se explicó
en el “Mito de la marginalidad”, haber
nacido bajo el sexo femenino en una sociedad que coloca a este grupo
en una posición inferior, es la condición para ser potenciales
víctimas de violencia.
-SI
LAS MUJERES MALTRATADAS NO SE MARCHAN, ES PORQUE ALGO LES GUSTA, SINO
SE MARCHARÍAN EN SEGUIDA: este
mito pone el acento en culpabilizar a la mujer sin comprender la
complejidad que envuelve a la Violencia de Género. Por un lado hay
un trabajo sistemático por parte del maltratador que socava la
integridad subjetiva de su víctima, dejándola sin herramientas para
poder correrse de la situación que la violenta. A su vez, estas
mujeres suelen estar presas de amenazas más o menos explícitas que
invaden la realidad de un miedo que las paraliza. Todo esto, sobre
una base cultural que establece que el rol de la mujer es más
dependiente y pegado al mundo familiar, responsabilizándolas de la
“integridad familiar”. Esto último está asociado a otro mito
que hace primar el supuesto beneficio de los niñxs. Y esto, como ya
hemos explayado en otra entrada es una mentira, ya que los y las
menores se convierten también en víctimas de violencia de género. (Entrada: Niñxs testigos de violencia)
MITOS
SOBRE LOS MALTRATADORES:
-LOS MALTRATADORES SON PERSONAS ENFERMAS Y/O DROGADICTAS Y/O ALCOHÓLICAS: Hay muchos varones drogadictos, alcohólicos y /o enfermos que no son violentos con las mujeres. Esto demuestra que son dos cuestiones independientes. La violencia contra las mujeres parte de la acción del varón por reafirmar su posición de poder y demostrar su superioridad. Ejemplo de esto es que la mayoría de los maltratadores poseen una “doble fachada”, esto es no manifestar su violencia fuera del ámbito doméstico.
-CON
EL TIEMPO LOS MALTRATADORES PUEDEN CAMBIAR:
Las situaciones de maltrato no mejoran con el tiempo; al contrario,
el círculo de la violencia en su perpetuación tiende a ser cada vez
más seguido e
intenso. Debemos mencionar que sí existen tratamientos socioeducativos como lo que promueve Lazo Blanco que pretenden re educar en equidad de género a los varones maltratadores, y la reincidencia en el maltrato de aquellos que acceden y terminan el tratamiento es realmente baja, de acuerdo a manifestaciones de Hugo Huberman, integrante de la organización.
-LOS
MALOSTRATOS SE DEBEN A LOS CELOS:
Los celos son un mecanismo de control que utiliza el maltratador,
y
los actos tendentes a
controlar o aislar a la mujer constituyen violencia psicológica
(ONU, 2006).
Presentamos un gráfico explicativo realizado por Bosch y Ferrer (2012):
En
síntesis, los mitos de las mujeres maltratadas desplazan la carga de
culpa de ellos hacia ellas ya sea porque tienen determinadas
características o porque la consienten; los mitos sobre los
maltratadores ponen el acento en factores de “ese varón” en
concreto que lo llevarían hacia el acto de violencia, retirándole
de manera más o menos evidente la culpa; y los mitos sobre el maltrato
hacen percibir esta realidad como algo ajeno, privado y sin salida.
La fuerza del mito radica en ver esto como un aserto inamovible que
configura una narración que se resiste a ponerse en duda. Tal como
muestra la imagen, los mitos se potencian unos a otros con el fin de
volver a “foja cero” cuando la violencia de género era
totalmente negada en su existencia.
Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino
BIBLIOGRAFÍA:
- BOSCH Y FERRER (2012) Nuevos mapas de los mitos sobre a Violencia de Género en el Siglo XXI. Piscothema, Vol 24, N°4.
- CASTORIADIS, C. (1983) La institución imaginaria de la sociedad, Barcelona.
- CERDA, L. (2oo6) Los mitos sociales y las configuraciones subjetivas. Tercer Siglo.
- LORENTE (2009) Los nuevos hombres nuevos. Barcelona: Destino.
Un trabajo muy bueno gracias, me parece súper interesante además el tema de los neomitos que están tan de moda, de hecho creo que empieza a ser preocupante lo extendidos que están, así que esperaré con interés vuestra entrada sobre el tema, :) un abrazo
ResponderEliminarGracias! NOs alegramos mucho que te haya interesado la entrada!!
EliminarEn quince dias seguramente estará la de los neomitos.
Abrazo feminista
NADA MAS ACTUAL QUE LA VIOLENCIA....FELICITACIONES POR ESTE MATERIAL...TENGAMOS EN CUENTA QUE ESTA PRESENTE EN TODOS LOS AMBITOS DE LA SOCIEDAD...EXCELENTE MATERIAL...UN ABRAZO!!!
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