Amordazar

Autor: Gabriel Sanz

Bienvenidos a De(s)generando el género.

DE(s)GENERANDO EL GÉNERO nace de la necesidad de aunar esfuerzos para lograr la Igualdad de género. El nombre no es casual, sino que se enraíza en el fin que perseguimos: degenerar los conceptos que inundan las consideraciones de género para llegar a deshacerlo, desgenerarlo, y despojarlo de todos estereotipos y mandatos que marcan “el deber ser”en función del sexo con el que nacimos. Nos definimos como feministas, porque creemos que la única forma de vivir en un mundo más justo se relaciona con la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres. Creemos que la educación e información, son la herramienta que nos permitirá vivir en la diversidad, la pluralidad y tolerancia humana. Tenemos la convicción de que esto es posible, y por eso armamos este BLOG , el cual dividimos en secciones que nos parecen de interés para quien quiera acercarse a la temática y estar actualizad@. Las sección “Reseñas”, haremos un breve análisis de distintos títulos de libros y películas que abordan la temática . En las “noticias destacadas”, exponemos los sucesos más relevantes e inauditos, con un pequeño análisis de las mismas. En la agenda, publicamos los eventos relacionados con la temática. En los links de interés, aquellos enlaces que creemos interesantes. Y en la página principal habrá una producción nuestra sobre diversos temas. Todas estas secciones, las vamos a actualizar semana a semana, ya que creemos que la Igualdad y la concientización, es un camino de todos los días.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Reflexiones feministas ante contextos desfavorables

La cuestión es que la avanzada de la derecha a nivel mundial es un hecho indiscutible, que tiene carácter clasista pero que también presenta una ofensiva a los derechos conquistados por los colectivos feministas y de mujeres. Dirigentes políticxs con vínculos estrechos con el empresariado y con las altas cúpulas de las diversas iglesias reaccionarias a las políticas igualitarias, empiezan a ser lxs protagonistas de un escenario que se teme en suelo nuestroamericano, y particularmente en suelo  argentino.

Este avance provoca necesariamente la reflexión. Cuando hablamos de que los derechos se conquistan, estamos aludiendo a que en la interacción colectivos-Estado confluyen estas dos  voluntades, confluencia que siempre está precedida por una movilización social profunda y que suele datar de largo tiempo. No podemos olvidar el rol que tiene la movilización del colectivo de mujeres para lograr que se reconozca que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Pero tampoco podemos realizar un análisis que deje afuera al Estado, ya que es quien tiene la potestad de dicho reconocimiento tan deseado. La confluencia de las dos voluntades entonces, es necesaria para hacer de ciertas demandas una realidad, independientemente de los intereses que haya detrás del reconocimiento  por parte de ciertos actores.

Pensemos un ejemplo: las mujeres en Argentina empezamos formalmente a reclamar por los derechos políticos en 1910 de la mano de Julieta Lanteri y muchas otras feministas que la acompañaron. Hubo simulacros de votos, marchas callejeras y muchas presentaciones ante el Congreso para formalizar el pedido, y sistemáticamente fueron rechazadas o ignoradas. En 1947, de la mano de otra referente política, Eva Perón, el derecho al voto para las mujeres se vuelve una realidad. 1947 se vuelve un hito que no puede olvidar la lucha previa y persistente de las mujeres por sus derechos políticos, pero que tampoco puede olvidar que hasta la llegada de Eva, esos derechos constituyeron una demanda insatisfecha. Aquí vemos la confluencia de ambas voluntades.

Aunque para la conquista de derechos necesitamos a la sociedad civil construyendo una demanda y a un Estado reconociéndola, para las medidas de tipo reaccionarias y regresivas basta con la voluntad de un Estado que ejerce su poder (en sentido weberiano). Lo único que le cabe a la ciudadanía es la resistencia, pero dicha resistencia puede no ser suficiente para frenar las medidas. Pensemos un ejemplo: la última dictadura cívico -militar argentina (1973-1983) tuvo como finalidad desmantelar a una clase obrera que estaba organizada e impugnaba las relaciones de producción capitalistas. La ciudadanía resistió; pero a fuerza de asesinatos, desapariciones sistemáticas, persecuciones, desmantelamiento de los derechos sociales y laborales, y sobre todo utilizando el arma del terror, la última dictadura logró su objetivo: desmovilizar.

Si reflexionamos más en profundidad,  las mujeres siempre enfrentamos circunstancias adversas para la consecución de nuestras demandas y el reconocimiento de nuestros derecho: el patriarcado es muy coherente y hegemónico. Ningún Estado ni gobierno se reconoció feminista, y lxs dirigentes políticos parecen tenerle mucho miedo (o aversión) a identificarse como tal. Pero la cuestión es que a lo largo de la historia, hubo voluntades confluyentes que lograron reconocer la lucha de los colectivos de mujeres y que permitieron establecer nuevos puntos de partida para la lucha. Lo cierto es que parece que el panorama que se viene no se identifica con esos momentos de voluntades confluyentes, sino más bien con aquellos momentos de la historia encarnados por políticas regresivas que ponen en duda la posibilidad de que las mujeres tengamos "derechos adquiridos".

La pregunta es ¿qué hacer? No podemos permitir que la desesperanza y la angustia nos paralice y tenemos que tener presente la historia de nuestro movimiento: siempre siempre siempre todo nos costó mucho. Siempre siempre siempre presentamos batalla. En los años ´70, en contextos de gran represión, las mujeres feministas (UFA, MLF) se reunían en la clandestinidad para idear acciones directas, pequeñas quizá, pero simbólicamente enormes. Las militantes de los ´80 cuando volvieron del exilio, les enseñaron a las de los ´90 la teoría feminista. Las militantes de los ´90 nos enseñan a nosotras cómo organizarnos, y actualmente el movimiento feminista cuenta con una caudal de mujeres jóvenes que sorprende gratamente, que seguirá trasmitiendo la pedagogía feminista a quienes vienen.

Ante contextos desfavorables como los que se vienen, lo que no podemos perder es la organización, la resistencia y la certeza de que la lucha es para todas. No podemos volver al hogar. No podemos aceptar políticas que destejan las redes que tan emancipatoriamente hemos construido.  No nos pueden sacar de las calles, ni con gases, ni con balas de goma como en el ENM de Mar del Plata, y si nos sacan, que eso tenga un costo.

Tomemos como ejemplos al Tren de la Libertad Español: intentaron restringir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en España. La organización de las mujeres lo impidió. Seguramente ese hecho no pase a la historia oficial, porque nunca nos enseñarán las resistencia que triunfan, pero nosotras sí lo sabemos: construyamos nuestro futuro pensando en hacer realidad lo que hoy parece imposible, quizá aprendiendo del Partido de la Izquierda Erótica y de su manifiesto.

Les dejamos una canción de Lila Dawns: Dignificada, para inspirarnos en este contexto adverso, y convertirlo en favorable para las reivindicaciones. Nos vemos en la calle, en las plazas, en las oficinas, en las escuelas, en los hospitales, en la Universidad, en los barrios...nos vemos en la lucha.


el otro feminismo 2
Imagen extraída de http://metiendoruido.com/2013/02/el-otro-feminismo-indixs-y-negrxs-contra-el-patriarcado-compilado-de-textos-de-feminismo-no-occidental/el-otro-feminismo-2/



Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino 




lunes, 5 de octubre de 2015

¿Y la violencia policial contra mujeres y trans?



Gatillo fácil, causas armadas, paseos en patrulleros, uso excesivo de la fuerza policial, abusos sistemáticos, pago de coimas... Encontramos que los principales estudios sobre violencia policial se han realizado sobre una supuesta neutralidad de género, por ende los modos de accionar de las fuerzas de seguridad aparecen como similares en varones, mujeres y en aquellas personas que no se identifican en este binomio. Tal vez, sea el colectivo trans quien más haya puesto en evidencia que sobre ell*s la policía ejerce prácticas singulares, no menos letales de las que son víctimas los jóvenes, varones de clases populares.

Sin minimizar la violencia que ejercen las fuerzas de seguridad sobre estos jóvenes varones, nos proponemos pensar de manera preliminar ese punto ciego de las prácticas de la policía sobre mujeres y trans. Y decimos preliminar, porque al no haber encontrado bibliografía sobre este tema, realizaremos una aproximación en función de la experiencia y de la extrapolación de ideas de artículos que rozan temáticas similares. 

Lo primero que se nos presenta como evidente es que las Fuerzas de Seguridad, tiene en sus cimientos una estructura organizativa militarizada, con jerarquías rígidas, estructura vertical, con una fuerte impronta patriarcal que prepara a sus miembr*s para obedecer al/a la superior y que redunda en la distinción entre “nosotr*s” y los “otr*s”. Generalmente en ese “otr*s” hay implícito una cuestión de clase que hace que determinado grupo social sea la principal víctima del poder policial, establecido bajo una relación de dominación asimétrica en el cual una persona (policía, gendarme) ¿tiene? el poder de controlar la libre circulación de otra (por ejemplo pibe o piba de barrio, y/o trans). Complejiza este abordaje la intersección de otro sistema de dominación, el de las relaciones de género que se configura sobre relaciones desiguales de poder entre varones y mujeres. 

Por lo tanto, esta violencia policial enmarcada dentro de una violencia estructural de orden social tiene prácticas distintas cuando se entrelaza con otra violencia estructural que es la de género, la del patriarcado. 

Como refiere el Colectivo de Juguetes Perdidos en su libro “¿Quien lleva la gorra?”:

          “el cuerpo de la piba muchos mas que el del pibe esta sometido y tironeado por múltiples     mandatos sociales: el religioso, el patriarcal, el publicitario. Las pibas si son “lindas” pueden escapar al racismo- ambiente que signa las biografías de los pibes. Lo que la piba puede “ofrecer” como belleza o simpatía (es capital), el pibe lo tiene que traducir en capacidad de generar miedo o respeto. (…) Porque si a los pibes los bajan por atrevidos, por cuestiones de respeto o por algún vuelto que siempre queda sin pagar en el barrio, a las pibas las matan por pibas” (p 115)


En nuestra experiencia, lo que refieren las mujeres que conviven con ambas violencias estructurales, es que las prácticas policiales se manifiestan principalmente en el acceso callejero a su cuerpo en forma de “piropos” y pedidos de números teléfonicos, hasta el abuso y/o coima sexual como condición para “zafar” de situaciones legales o ilegales por parte de las fuerzas de seguridad. Sea porque efectivamente la víctima esté cometiendo un ilícito o simplemente porque la negativa a responder al requerimiento policial conlleve un armado de causa por parte de las fuerzas.

El caso de las chicas trans, conlleva otra complejidad ya que sus consecuencias suelen ser aún más violentas. Las prácticas policiales en este caso, se caracterizan por la negación de la identidad autopercibida, la violencia física y verbal, coimas sexuales y económicas, y detenciones ilegales y en condiciones insalubres. Se suma a estas situaciones, la violencia institucional que las revictimiza si deciden denunciar estos hechos. Pese a los grandes avances legislativos, l*s funcionarios judiciales parecen olvidarse generalmente del derecho de las personas trans a un trato digno y de respeto a su identidad de género, lo que suponemos que provoca una alta tasa de subdenuncia quedando invisibilizada la realidad signada por esta violencia. Agrava aún más el cuadro, si consideramos que estas causas suelen diluirse en el tiempo y que no existen mecanismos de protección reales para una persona que denuncia a las fuerzas de seguridad... y menos aún si es trans.

Para poder entender el tejido subterráneo que sostiene estas prácticas, nos valemos de los desarrollos de Judith Butler en relación al cuerpo como dotado de significados en un contexto que los comprende. Las fuerzas de seguridad con su organización vertical, militarizada y patriarcal manifiestan de manera bruta y exponencial las definiciones hegemónicas que configuran los cuerpos legibles de lo abyecto, lo rechazado, lo no vivible, lo inteligible, el cuerpo que no importa. 

Ese cuerpo mal reconocido dentro de la normatividad de género, puede ser hostigado y maltratado, constituyendo lo que la autora nombra como Vidas Precarias. Vidas que al no ser reconocidas como tales, están expuestas a vulneraciones por parte del estado por acción, omisión y sin protección. Vidas que en el entrecruzamiento de dos sistemas de poder, atraviesan violencias que quedan en la sombra. 

Intentando dar luz ahí donde habita la sombra, compartimos este pequeño aporte sobre la violencia que padecen las mujeres de clases populares y el colectivo trans por parte de las fuerzas de seguridad. E instamos al estado, a dar respuestas reales a estas situaciones.



Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino



Bibliografía:

-Butler, Judith (2002) : Cuerpos que importan, Sobre los límites materiales y discursivos del "sexo" .
-Butler, Judith (2015) : Curpos que aun importan. Conferencia dictada en UNTREF, Argentina. 
- Colectivo de Juguetes Perdidos (2014): ¿Quien lleva la gorra?. Violencia-Nuevos Barrios-Pibes Silvestres. Ed. Tinta Limón.
-Cordoba, D. y Meloni C.: A propósito de las vidas precarias. Entrevista a Judith Butler
-Gruenberg, C. y Pereyra Iraola, V.: Análisis preliminar sobre la relación entre el clientelismo, la pobreza y el género. I Foro Interamericano de Mujeres contra la Corrupción-
-Lereah Diego (2015) : Como Tortura la policía a las trans. Campaña Nacional contra la Violencia Institucional. Disponible en: http://www.contralaviolencia.com.ar/noticias/item/814-como-tortura-la-policia-a-las-trans
-Tiscornia, Sofia: Violencia policial. De las prácticas rutinarias a los hechos extraordinarios.
 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Reflexiones breves sobre la ciudadanía de las mujeres


La categoría de ciudadanía es vital de las democracias modernas. Las mujeres a lo largo del mundo (en mayor o menor medida), seguimos construyendo y disputando la construcción de una ciudadanía plena. Podríamos definir a la ciudadanía como el derecho de las personas a participar democráticamente en las decisiones de la comunidad política. Sin embargo, aunque en líneas generales en occidente no haya obstáculos para la participación política, esta ciudadanía es un tanto ficticia en la medida en que no estaría resolviendo la participación per se y las condiciones de desigualdad que subyacen en el marco de la organización social patriarcal.
Imagen extraida de http://site.adital.com.br/site/noticia.php?lang=ES&cod=75375 (23/08/2015)

La ciudadanía que sólo se manifiesta en el derecho de elegir y ser elegida (en Argentina tenemos desde la década de los ´90 una ley de cupo de garantiza la presencia femenina en un 30% -sólo un 30%, como si no fuéramos de hecho el 50% de la población-en las listas de los partidos políticos) no está resolviendo el hecho de que en el plano social, las mujeres siguen ganando un 30% menos por igual tarea en comparación a un varón.
Tampoco resuelve que, de acuerdo a estadísticas de La casa del Encuentro (porque no disponemos de datos oficiales) entre 2008 y 2012 hubo 1223 femicidios en nuestro país (Post relacionado: Femicidios: "esas" muertes evitables). 
Tampoco está poniendo el ojo en el acoso sexual y en el acoso por razón de sexo en todos los ámbitos, pero sobre todo en el laboral (post relacionados: Acoso sexual y acoso por razón de sexo...; El piropo como mandato...).Incluso hoy en día, una mujer que es violada por un varón, es la responsable por esa violación: para los medios, para lxs jueces, para la sociedad (post relacionado: Ni locos ni provocadoras. La violación al desnudo). Y además (como si esto fuera poco) en Argentina seguimos abogando por un derecho al aborto libre, gratuito y legal (post relacionado: Eduación sexual para decidir...), derecho que no resulta adquirido ni aún en los países que lo consagran, sino no hubiese sido necesario el Tren de la libertad.

Creemos que este debate tan actual viene a corroborar la tesis de Carol Pateman (1995) de que existe un contrato sexual, que es la base del contrato social (ambos ficcionados) que dan origen a las sociedades modernas. Básicamente la autora, al analizar los orígenes de la sociedad según la doctrina del contrato, postula que: "El pacto originario es tanto un pacto sexual como un contrato social, es sexual en el sentido de que es patriarcal -es decir el contrato establece el derecho político de los varones sobre las mujeres- y también es sexual en el sentido de que también establece un orden de acceso de los varones al cuerpo de las mujeres (...) el contrato está lejos de oponerse al patriarcado, el contrato es el medio a través del cual el patriarcado moderno se instituye" (Pateman, 1995:11).
De acuerdo a la teoría del contrato sexual, las mujeres no se constituyeron en sujetas de derecho al momento de la firma del contrato social, porque en virtud del contrato sexual, las mujeres fueron objeto del mismo. Si la mujer es objeto, nunca puede ser sujeto, y como dice Pateman "la dominación de los varones sobre las mujeres y el derecho de los varones a disfrutar de un igual acceso sexual a las mujeres es uno de los puntos en la firma del pacto original. El contrato social es una historia de libertad, el contrato sexual es una historia de sujeción” (Pateman, 1995:10).
Los varones, por medio de este contrato sexual, se garantizan el acceso al cuerpo de las mujeres, para acosarlas, para violarlas, para matarlas. Tengamos presente que durante mucho tiempo estuvo justificado el femicidio, si es que el femicida la mataba por causa de honor.

La reflexión más triste a la que hemos llegado en estos últimos tiempos es la sensación de que no existe el concepto de derecho adquirido para nosotras: siempre puede venir un gobierno más patriarcal, más o menos sutil y pretender arrebatarnoslos. A la par, y como contracara, también nos encontramos con la agencia de las mujeres y con las mujeres agenciadas: es nuestra acción, el politizar lo personal, la causa de todos los derechos conquistados que hoy nos reposicionan subjetivamente en este mundo machista.
Es decir, y otra vez gracias a la propia agencia de las mujeres, es que estamos en todos lados disputando para que la igualdad sea real, y no meramente una cuestión formal (que es importante ser iguales ante la ley, el movimiento feminista ha luchado mucho por ello, pero nos hemos dado cuenta que con eso no basta). Nos gustaría rescatar aquí el concepto de agencia, que es el que puede explicar el gran avance en el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres:

 "La concepción de agencia implica que la medición del desarrollo humano no se limita a la estimación de sus tres dimensiones básicas --salud, educación e ingreso--, sino que refiere también a las capacidades de las personas en un sentido más amplio. Apunta, en particular, a la estimación del empoderamiento: la capacidad de las personas para controlar su propio destino, ejercer derechos, y disponer de recursos y oportunidades para realizar opciones y decisiones estratégicas. En otras palabras, la idea de agencia presupone la capacidad de las personas de canalizar sus derechos a través de la participación en la vida de sus comunidades. A su vez, para ejercer estos derechos, las personas deben poder vivir una vida libre de coerción y violencia (PNUD, 2010b)" (2011:1).

Creemos que en la historia de los movimientos de mujeres, la agencia siempre ha sido canalizada desde el colectivo. Agencia implica entonces la capacidad de acción, y que en la demanda por la ampliación de derechos, siempre es un proceso colectivo, que puede o no tener líderes/as visibles y reconocibles ¿Se te ocurren algunas?


Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino



Referencias bibliográficas
  • Aportes para el desarrollo humano en Argentina / 2011: Género en cifras: mujeres y varones en la sociedad argentina. / 1.ª ed. Buenos Aires: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 2011.
  • Pateman, Carole (1995) El Contrato Sexual, México, Anthopos/UAM.

martes, 7 de julio de 2015

Crónica de una muerte evitable




Marisa se levantó esa mañana y no sabía que iba a morir. Sus vecinxs -que ya habían escuchado gritos en su casa muchas veces-, tampoco, pero lo habían vaticinado más de una vez: “en cualquier momento la mata”, “un día de estos vamos a tener que llamar a la policía”, “cuando alguien haga algo va a ser tarde”. Rodolfo, tampoco sabía que ese era el día en que cometería un femicidio.
Marisa se levantó como todas las mañanas con el cuerpo cansado, abatida, y con poco tiempo para desayunar. Se cambia rápido mientras tiende la cama, y corre a la cocina a tomar tres mates con Rodolfo. Él -que tenía la costumbre de levantarse más temprano para leer el diario - le reclama que nunca se hace el tiempo para desayunar con él y hacer el amor. Marisa se siente cansada, trabaja hasta las 8 de la noche y se hace cargo además de las tareas domésticas. Siente su cerebro comprimido y comparte este sentimiento con Rodolfo. Él, argumenta que la ama, la extraña y la necesita ; que por eso le pide que haga un esfuerzo y se levante antes. Que entiende su cansancio pero que piense también en él , y que está seguro que ese ratito les va a hacer bien a los dos. Marisa asiente, se siente culpable frente al reclamo de Rodolfo y para evitar que se ponga a gritar y a revolear objetos, le promete que la mañana siguiente intentaría tener más tiempo para desayunar juntos y hacer el amor. Mañana siguiente que nunca llegará porque esa noche Marisa va a ser asesinada por Rodolfo y los vecinos finalmente, van a llamar a la policía...cuando sea tarde.
Marisa sale hacia su trabajo bajo el cálido sol de Abril. Camina 3 cuadras hasta la parada del colectivo que la lleva desde Paternal al centro de la Ciudad de Buenos Aires. Marisa es arquitecta y tiene un estudio con un amigo de toda la vida, el único que logró mantener pese a los celos de Rodolfo. Hace tiempo que quiere separarse, pero no pude hacerlo. No le sale. Se siete culpable. Siente miedo. Por momentos se siente manipulada, ahogada. Por otros vuelve a creer, y asume como propias las frases que hasta el cansancio Rodolfo le ha repetido: que nadie la va a amar como él, que sin él no es nada, que él sin ella no es nada, que no puede tirar toda una historia juntos por la ventana así nomás, que él es el único que le dice la verdad y que el resto de personas la usan, que siempre la va a proteger y que van a llegar a viejitos juntos.
Cuando sale del trabajo para su casa, Marisa tenía 37 llamadas perdidas de Rodolfo y otros tantos mensajes de él preguntándole que hacía, donde andaba, que la extrañaba, que le responda, que si estaba muy ocupada con Javier -su amigo-, que si no le contestaba iba a ir a buscarla al trabajo, que estaba preocupado, que lo llame, que lo llame ya, que le estaba haciendo enojar, que porque le hacía eso... Marisa suspira y decide caminar una cuadra y llamar a Rodolfo. Antes de llegar a la esquina él la intercepta, la agarra del brazo, le grita, le dice que quien se creía que es para no contestarle, ella se intenta soltar, forcejean, él la suelta. Marisa no sabía que iba a morir. La gente que pasó por al lado y no intervino tampoco. Rodolfo pensaba que que si Marisa estaba con Javier, no lo iba a poder soportar y era capaz de cualquier cosa.
Se sientan en el colectivo sin hablarse ni mirarse. El viaje continúa en silencio. Un silencio pesado, denso, de ultratumba. Marisa miraba a la ventana. Rodolfo la miraba a ella. No podía sacarle los ojos de encima. Pensaba que ella era sólo de él, que no iba a permitir que esté con nadie, que si se confirmaban sus sopechas era capaz de matarla y matarse, que ella era lo más importante de su vida. Ella, se sentía desmoronada y no podía pensar en nada.
Llegaron a su casa. La calle estaba quieta. Rodolfo saca su llave para abrir, sin mirarla. En medio del silencio de siesta de pueblo, suena el celular de Marisa. Atiende, y dice “después te llamo”. Rodolfo sólo escuchó eso. Marisa fue la última voz amigable que escuchó en su vida.
Rodolfo la agarró del brazo y la metió para adentro. Le gritó. Le dijo “puta”, “¿¿quién es tu macho??”, “¿¿por quién te haces coge??r”, “inservible”, “basura”, “no servís para nada”, “hija de puta”, “pelotuda”, “ya vas a ver...” y primero revoleó su celular, la tiro al suelo, le pegó, la desnudó, olió su ropa interior, la dejó afuera sin ropa, la entró a la fuerza, la violó, no la vio, no la escucho... y la mató.
Todxs sabían que podía pasar, pero nadie dijo nada. Nadie quiso meterse “porque era un tema de ellxs”.
Lxs vecinxs llamaron a la policía, pero ya era tarde. Rodolfo quiso esconderse pero no pudo. Él dijo entre lágrimas que no sabía que había hecho. Marisa, no dijo más nada. Se levantó esa mañana, sin saber que iba a morir en manos de su pareja.


Julieta Evangelina Cano y Maria Laura Yacovino

lunes, 22 de junio de 2015

Grandes aportes del feminismo: "La mística de la feminidad" por Betty Friedan



“It would be wonderful to say you regretted it. It would be easy. But what does it mean? What does it mean to regret when you have no choice? It's what you can bear. There it is. No one's going to forgive me. It was death. I chose life”. 
Laura Brown (1)

“La Mística de la Feminidad” fue publicada en 1963, luego que de su autora se diera cuenta de que los estándares propuestos para las mujeres contemporáneas tenían gusto a poco y no lograban llenar el “vacío” en que se convertía su existencia. La obra intenta dar una respuesta a un problema identificado, pero sin nombre, que impedía a las mujeres desarrollar con plenitud sus capacidades, que les impedía considerarse seres humanas, ya que sólo podían ser y sentirse amas de casa. (2)

De acuerdo a Nuria Varela, en el imaginario de la época, “si una mujer tenía un problema en las décadas de 1950 y 1960 sabía que algo debía de ir mal en su matrimonio, o que algo le pasaba a ella. ¿Qué clase de mujer era si no se sentía misteriosamente realizada sacando brillo al suelo de la cocina?” (2005, p. 96). Betty Friedan respondió con contundencia a la esencialización femenina como madre y esposa, y propuso una salida a la “ratonera” que representaba al hogar, cuando éste se convertía en una trampa para las mujeres, ideada por la mística de la feminidad.

Nos interesa la producción de esta autora, porque es una de las primeras feministas que cuestiona la feminidad como un ser-para-otrxs, línea más tarde retomada por Carol Gilligan (3) (1985) y que problematiza los estereotipos de género que imponían a las mujeres un rol netamente doméstico en la sociedad.

Betty Friedan entendía que la pregunta más habitual entre las mujeres de los  ́60, cuando reflexionaban sobre su cotidianeidad, era: “¿esto es todo?” (1963, p.29), y se encontraban con una sensación de disgusto y ansiedad, poniendo de resalto cómo las mujeres luchaban contra estas sensaciones, afirmaba: “Se de tantas mujeres que se esfuerzan en no oír esa voz interior de protesta, porque la realidad no se ajusta al lindo cuadro que de la feminidad le pintaron los expertos” (1963, p.41).

La autora cuestiona fuertemente que el único destino de las mujeres sea ser esposa y madre y da el puntapié inicial para politizar el ámbito privado, cuando afirma: “Poco a poco llegué a comprender que el problema que no tenía nombre era compartido por innumerables mujeres de los Estados Unidos” (1963, p.34). Sin decirlo, fue la primera en poner en evidencia que “lo personal es político” y que sí había remedio para la insatisfacción y a veces desesperación que invadía a las mujeres.

Para sustraerse de la mística de la feminidad las mujeres deben instruirse. A partir de la pregunta “¿quién realmente soy?” pueden encontrarse a sí mismas, volver a ser seres humanas, no sólo amas de casa: “La llave que abre la “ratonera” es, sin duda alguna, la instrucción. La mística de la feminidad ha hecho aparecer la instrucción superior de la mujer como algo sospechoso, innecesario, incluso peligroso (...) la instrucción es peligrosa y provoca frustraciones..., pero únicamente cuando las mujeres no la utilizan” (Friedan, 1963, p.395).

La autora propone que las mujeres podamos idear un plan de vida, en donde el matrimonio y lxs hijxs puedan convivir con las aspiraciones de las mujeres cómo seres humanas (4), con la vida universitaria, con la instrucción como espacio para repensarnos; y en donde la profesionalización sea una esfera vital de la vida cotidiana, trascendiendo las puertas de la cocina, en donde nos ubica la mística de la feminidad.

Contesta fuertemente a quienes quieren seguir entendiendo el mundo en su faz dicotómica de lo público y lo privado (y le asignan a las mujeres un protagonismo en el segundo de estos mundos), y sobretodo, problematiza al sentimiento de culpa, entendiéndolo como un instrumento de la mística que les impide a las mujeres hacer aquello que deseen para sentirse vivas.

Betty Friedan inaugura el feminismo liberal, que aunque abogaba por los derechos de las mujeres en tanto personas, estaba centrado en la realidad de la mujer de clase media norteamericana (Alberola Crespo, 2012), y no cuestionaba el sistema económico desigual que influía en la existencia de las mujeres (en plural) y que las posicionaba en lugares muy diferentes unas de otras.
Aunque no reflexiona sobre el patriarcado, retrospectivamente podemos entender a la mística de la feminidad como un instrumento del mismo, utilizado para perpetuar la división entre lo público y lo privado.

Es interesante también como la autora entiende que lo que hacemos nos define,  y cómo es tan difícil sustraerse de una identidad que habitamos por muchos años, como la de ama de casa. Sin embargo, en nuestra opinión, no problematiza en profundidad las obligaciones de la feminidad (ser madre y esposa), ni cuestiona la heterosexualidad obligatoria, sino que propone un plan de vida en donde las obligaciones de las mujeres en tanto tales, sean compatibles con su instrucción.

Sí parece dable destacar algo que ha caracterizado al feminismo, y que es la colectivización de la lucha: “Cada mujer que se esfuerza en derribar las barreras que aún se oponen a la completa igualdad y que están confiadas por la mística de la feminidad, se lo hace más fácil a la siguiente” (Friedan, 1963, p.413).

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

Notas
 (1) Película “Las horas” del año 2002, dirigida por Stephen Daldry. Texto del personaje de Julliane Moore en su encuentro con Meryl Streep.
(2) En la presente reseña sólo se analizarán los capítulos titulados: “El problema que no tiene nombre” y “Un nuevo plan de vida para las mujeres”.
(3) “... en respuesta a la petición de describirse a sí mismas, todas las mujeres describen una relación, mostrando su identidad en la conexión de madre futura, esposa actual, hija adoptiva o amante pasada. De manera similar, la norma del juicio moral que imbuye su evaluación del yo es una norma de relación, una ética de alimentación y cría, responsabilidad y cuidado” (Gilligan, 1985, p. 258).
(4) “No tiene por qué escoger entre el matrimonio y el ejercicio de una profesión: ésta fue la equivocada elección que proponía la mística de la feminidad (...) Sólo exige organizar un nuevo plan de vida, que abarque nuestra vida como mujeres (...) El segundo paso y tal vez el más difícil para las víctimas de la educación sexual dirigida, es ver el matrimonio como es realmente de verdad, despojándolo del velo de super-idealización con que lo ha cubierto la mística de la feminidad” (Friedan, 1963, pp. 379-380).



Bibliografía

  • Alberola Crespo, Nieves (2012) "Una identidad polémica la identidad femenina”. En: Rosalía Torrent y Sonia Reverter (coord.) Variaciones de género. Castellón: ACEN.
  • Friedan, Betty (1963). La mística de la feminidad. Barcelona: Sagitario  S.A., 1965. (Traducción de Carlos R. de Dampierre)
  • Gilligan, Carol, (1985). La moral y la teoría. Psicología del desarrollo femenino. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Varela, Nuria (2005). Feminismo para principiantes. Barcelona: Ediciones B.

martes, 2 de junio de 2015

#NiUnaMenos



#NiUnaMenos es el grito que aclama por las muerte de Katherine, Chiara, Diana, Ángeles, Lola, Melina...y todas aquellas mujeres silenciadas a causa violencia machista.
Pese a los avances en materia de legislación y derechos, siguen muriendo mujeres en manos de varones, siguen existiendo abusos sobre nuestros cuerpos, y siguen habiendo una multitud de personas que acusa a la víctima por haber sufrido un delito. En esta entrada nos proponemos exponer nuestra posición al respecto del avance de los femicidios frente los avances femeninos, y dar nuestra total conformidad y apoyo a los pedidos del #NiUnaMenos.

Si le preguntáramos a Foucault ¿Qué es el poder? nos respondería que “el poder se ejerce y solo existe en acto, (…) es una relación de fuerza en sí mismo, (…)es esencialmente represión” (Foucault, 2001:28). El poder se constituye en la lucha de fuerzas y en los efectos que estas producen, y recae sobre la acción de un sujeto.  A su vez el poder produce fundamentalmente sujetos y subjetividades, y de allí su capacidad de modelar prácticas, representaciones y generar cuerpos dóciles. ¿NOs sirve esta definición para pensar  las recientes e históricas situaciones en las que una niña o una mujer aparece asesinada por el simple hecho de ser mujer? Si el género es relacional, no podemos obviar que es una de las dimensiones constitutivas del poder.

En este marco, la escalada de femicidios puede verse  como una operación simbólica de escarmiento, disciplinamiento de los cuerpos, de castigo y dominio para controlar y resistir el avance de las mujeres -como voces plurales más allá de la singularidad de cada caso- en su autonomía;  en una cultura que permite que los cuerpos de las mujeres sean desechados como basura.

Nos arriesgamos a extrapolar el mayor riesgo que se suscita frente al intento de separación en la violencia contra la mujer en la pareja, con una estructura de resistencia social y masiva frente a la conquista de derechos de las mujeres y la mayor visibilización de la violencia. En la violencia en la pareja, la relación de dominación se va construyendo progresivamente y el agresor la sostiene de manera sistemática y mantenida para aislar y controlar a su víctima. La intensidad de la violencia suele aumentar frente a la mayor autonomía de la mujer, que además comienza a recobrar algunos de sus vínculos. . En una operatoria de resistencia para no perder el control, el varón violento intensifica sus mecanismos de control.
Tomando esto como micro-esfera y pensándolo a nivel macro, creemos que el cambio social que estamos experimentando las mujeres hace que la ideología machista entre en crisis, nuestro movimiento que choca con el mantenimiento del statu quo de los sectores y varones más agresivos y machistas. Estas fuerzas en pugna, donde aún reina el desequilibrio de poder se cristaliza en violencia extrema que pueden acabar con la muerte.

Creemos que en épocas donde las mujeres nos organizamos, nos juntamos, confiamos en la otra, incluimos varones que luchan codo a codo, nos atrevemos a transgredir las normas de género heteropatriarcales y cobramos visibilidad, los femicidios son muertes evitables que buscan instalar una cultura del miedo como acto de poder, que intenta reforzar los espacios de dominación que el patriarcado empieza a perder.

Consideramos importante destacar que los avances en materia de derechos, de espacios y de rupturas conseguidos por las mujeres, se han logrado siempre que hubo mujeres luchando, organizadas y protagonizando esas conquistas. Nada ha sido producto de una evolución que marcha por sí sola: fueron las mujeres luchadoras y organizadas que nos anteceden,  las que hoy nos permiten gozar de derechos que en un pasado cercano nos eran negados.
Es por eso que creemos que tener presente las posibles consecuencias de estos avances nos va a permitir evitar más muertes, sin frenar un movimiento que se presenta como la posibilidad de poner a viva voz una realidad que aclama por ser transformada. Es por eso que adherimos al #NiUnaMenos y celebramos la réplica de estas acciones. Por Katherine, Chiara, Diana, Angeles, Lola, Melina y por todas esas mujeres a las que le costó la vida ser mujeres, decimos #NiUNaMenos y adherimos a los cinco puntos del compromiso que se va a firmar:
  •  La implementación, con recursos y monitoreo, del Plan Nación de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres, que establece la Ley 26.485.
  • El acceso garantizado de las víctimas a la Justicia, algo para lo cual debe haber personal idóneo y capacitado para recibir las denuncias, pero también algún mecanismo judicial que no revictimice a las víctimas, y también que ellas puedan disponer de patrocinio jurídico gratuito durante todo el proceso judicial.
  • La elaboración de un Registro Oficial Único de víctimas de violencia contra las mujeres, porque “sólo dimensionar lo que sucede permitirá el diseño de políticas públicas efectivas”.
  • Profundización y garantía de la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos, en todo el país, y que se capacite y sensibilice a docentes y directivos al respecto.
  • La protección de las víctimas de violencia debe ser garantizada con monitoreo electrónico de los victimarios, “para asegurar que no violen las restricciones de acercamiento que les impone la Justicia”.
Podemos agregar al petitorio:
  • La elaboración oficial es estadísticas de prevalencia de las violencias contra las mujeres.
  • La legalización del aborto!




Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

lunes, 18 de mayo de 2015

Grandes aportes del feminismo: "El segundo sexo" por Simone de Beauvoir


“Cuando una escritora francesa llamada Simone de Beauvoir publicó un libro titulado “El Segundo Sexo”, un crítico norteamericano opinó que era evidente que aquella mujer “no sabía lo que era la vida”. Además, se trataba de la mujer francesa: el “problema de la mujer” en los Estados Unidos ya no existía”
(Betty Friedan, La mística de la feminidad,  1963, p.33)


I.- Tal como pone de manifiesto Virginia Woolf, los varones habían reflexionado mucho tiempo sobre las mujeres, sin que la reflexión de estas sobre su propia existencia tuviera un espacio considerable en la historia: “(…) la enorme cantidad de libros que había en el British Museum escritos por hombres sobre las mujeres. Sin duda tenía la culpa la campaña de las sufragistas. Debía de haber despertado en los hombres un extraordinario deseo de autoafirmación; debía de haberles empujado a hacer resaltar su propio sexo y sus características, en las que no se habrían molestado en pensar si no les hubieran desafiado” (Woolf, 2008, p.71).
Recogiendo ese guante, Simone de Beauvoir comienza El segundo sexo preguntándose ¿qué es una mujer? y si la feminidad es secretada por los ovarios: “Ya no se sabe a ciencia cierta si aún existen las mujeres, si existirán siempre, si hay que desearlo o no, qué lugar ocupan en el mundo, qué lugar deberían ocupar” (Beauvoir, 2013, p.15). Es así como a lo largo de la obra, comienza preguntándose por el Sujeto, y dará cuenta de la construcción del género como categoría cultural que performa nuestra forma de ser y estar en el mundo. (1)



II.- Simone de Beauvoir es una autora clave para el movimiento feminista. En palabras de Nuria Varela y “para Celia Amorós, buena parte del feminismo de la segunda mitad del siglo XX, o todo, puede ser considerado comentarios o notas a pie de página de El Segundo Sexo” (2005, p.83). En su obra da cuenta de cómo la mujer se construyó social e históricamente como la eterna alteridad: “La Humanidad es macho, y el hombre define a la mujer no en sí misma, sino con relación a él, no la considera como un ser autónomo (…) la mujer es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el sujeto, él es lo absoluto; ella es lo Otro” (Beauvoir, 2013, p.18).
La autora resalta que lo femenino es definido históricamente como subordinado a lo masculino, y que esta relación, que se emparenta con la dialéctica del amo y el esclavo hegeliana, tiene una particularidad: “el vínculo que la une a sus opresores no es comparable a ningún otro” (Beauvoir, 2013, p.22) ya que el amor como constructo patriarcal coadyuva a aceptar la sumisión.
En algún sentido, Simone de Beauvoir responsabiliza a las mujeres por el rol ocupado en el devenir histórico: “si la mujer se descubre como lo inesencial que jamás retorna a lo esencial, es porque ella misma no realiza ese retorno (…) las mujeres –salvo en ciertos congresos, que siguen siendo manifestaciones abstractas- no dicen “nosotras” (…) (Las mujeres) no han obtenido más que lo que los hombres han tenido a bien otorgarles; no han tomado nada, simplemente han recibido” (Beauvoir, 2013, p.21). Esta afirmación es polémica, porque implicaría desconocer las luchas que han llevado adelante las mujeres como colectivo a lo largo de la historia, desde Olympe de Gouges, pasando por Mary Wollstonecraft, Elizabeth Stanton y la Declaración de Séneca Falls y el suicidio de Emily Davison, por ejemplo, que de hecho, permitieron que la propia Simone de Beauvoir pudiera escribir y publicar un ensayo, cuestión que en el siglo anterior hubiese sido imposible, sólo por su condición de mujer (2).
A lo largo de su obra, y rescatando autores feministas como Poulain de la Barre, Diderot y John S. Mill, Simone demuestra como la inferioridad femenina es una construcción social interesada: “Para demostrar la inferioridad de la mujer, los antifeministas apelaron entonces no sólo a la religión, la filosofía y la teología, como antes, sino también a la ciencia: biología, psicología experimental, etc” (Beauvoir, 2013, p.25) que tiene por objetivo reforzar un sentimiento de superioridad masculino. En palabras de Virginia Woolf: “Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble del natural” (2008, p.28). Es así como Simone pone en evidencia que “el más mediocre de los varones se considera un semidiós ante las mujeres” (Beauvoir, 2013, p. 26).
Una de las contribuciones más importantes a la historia del feminismo es la deconstrucción de la esencialidad femenina, un poco respondiendo a la pregunta sobre la feminidad secretada por los ovarios del principio: “la masculinidad y la feminidad son formas de ser hombre o mujer determinadas por la cultura y la sociedad y por lo tanto no existe una esencia femenina y lo mismo ocurre con la supuesta esencia masculina. No se nace sensible, modesta, sumisa, abnegada, cariñosa. A través de la educación, se llega a serlo” (Alberola Crespo, 2012, p.49).

III.- La lectura de El segundo sexo es de una riqueza inconmensurable, ya que nos permite reflexionar sobre la construcción de la feminidad a lo largo de la historia, y a quiénes les ha servido esa construcción inferiorizada. Sin usar la palabra, da cuenta del androcentrismo a-histórico y a-cultural que recorre las diversas culturas occidentales (y orientales).
De acuerdo a Nuria Varela, "Su conclusión es que no hay nada biológico ni natural que explique esa subordinación de las mujeres, lo que ha ocurrido es que la cultura -desde la Edad del Bronce- dio más valor a quien arriesgaba la vida -que es lo que hacían los hombres en las guerras y conquistas de nuevos territorios que a quienes la daban -que es lo que hacían las mujeres con su poder de concebir" (2005, p.85).
Creemos sinceramente que es un aporte fundamental empezar preguntándose sobre qué es ser mujer para continuar preguntándose “¿En qué habrá afectado a nuestra existencia el hecho de ser mujeres? ¿Qué oportunidades, exactamente, nos han sido dadas y cuáles nos han sido negadas?” (Beauvoir, 2013, p.30). A partir de estos interrogantes, la autora denuncia desigualdad de trato, de estatus y de condiciones sociales entre varones y mujeres que son aplicables a la realidad actual.

Notas:
(1) Esta entrada se hace a partir de la lectura de la Introducción al Segundo Sexo.
(2)  Debemos tener presente que autoras como las hermanas Brontë y G. Eliot se vieron obligadas a utilizar pseudónimos masculinos para publicar sus obras.



 Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino


IV.- Bibliografía
  • Alberola Crespo, Nieves (2012) "Una identidad polémica la identidad femenina”. En: Rosalía Torrent y Sonia Reverter (coord.) Variaciones de género. Castellón: ACEN.
  • Beauvoir, Simone de (2013). El segundo sexo (7º Ed.). Buenos Aires: Debolsillo.
  • Woolf, Virginia, (2008).  Una habitación propia. Barcelona: Editorial Seix Barral, S. A. (Traducción al español por Laura Pujol).
  • Varela, Nuria (2005). Feminismo para principiantes. Barcelona: Ediciones B.

jueves, 23 de abril de 2015

Grandes mujeres de la historia. Hoy: Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton

En la entrada anterior sobre el “Manifiesto de Séneca Falls” presentamos la feminista que fue su ideóloga: Elisabeth Cady Stanton (1815-1902) y a su amiga inseparable Susan B. Anthony (1820-1906). En la presente entrada queremos ampliar un poco el conocimiento sobre estas dos precursoras del feminismo sufragista (y algo más)  norteamericano. Ambas eran mujeres formadas, se conocieron en 1851 y se hicieron amigas inmediatamente. 
Elisabeth Cady Stanton fue activista por los derechos de la mujer, y abolicionista de la esclavitud, inquietud que compartía con su esposo. Como fue una características de las sufragistas anglosajonas, sus demandas no se limitaban a los derechos políticos, sino que incluían la demanda por los derechos civiles: el divorcio, la patria potestad, derecho a la educación, derecho al trabajo y derecho a la propiedad privada. Super interesante es que Elizabeth conservara su apellido, ya que sabemos que las mujeres en países algosajonas, una vez que se casan, lo pierden para empezar a usar el de sus maridos, sin embargpo, el apellido del marido de Elizabeth era Stanton.

Susan B. Anthony fue líder del movimiento estadounidense de los derechos civiles y laborales, también compartía la lucha antiabolicionista inspirada por su padre, y además recorrió todo el país dando conferencias sobre el sufragio y los derechos de las mujeres. Fue una intensa activista por la apertura de las universidades al estudiantado femenino. Ambas pensaron el derecho al voto como el instrumento que les permitiría acceder a los demás derechos: a partir de conseguirlo, podrían tener voz en los recintos donde se decidían los derechos y obligaciones de la ciudadanía. Ellas tenían bien en claro que las leyes estaban ausentes en relación con sus derechos, pero estaban presentes para disciplinarlas.


Queremos resaltar un episodio de la vida de Susan. Ella se presenta a votar en Rochester, Nueva York, en 1972. Una semana más tarde, fue arrestada (junto con otras 16 mujeres) y condenadas a pagar una multa de u$s100, a la cual se negó rotundamente. Este caso le dió mucha visibilidad a la causa, lo cual aprovechó para poner en agenda el tema del sufragio femenino. Transcribimos parte de su alegato que no tiene desperdicio:

- Sí, Su Señoría, pero las leyes han sido todas hechas por los hombres, interpretadas por los hombres, administradas por los hombres, en favor de los hombres y en contra de las mujeres; por consiguiente, Su Señoría ha ordenado veredicto de culpabilidad en contra de una ciudadana de los Estados Unidos porque ha ejercido el derecho de "todo ciudadano" al voto, simplemente porque es una mujer y no un varón. Igual que los esclavos consiguieron su libertad así las mujeres tienen que conseguir su derecho a tener voz en este gobierno.... Yo he tomado el mío y lo seguiré haciendo en todas las oportunidades que me sean posibles....

Más adelante cuando el juez la condenó a pagar la multa de 100 dólares, además del pago de los costos, Susan replicó:

... Su Señoría, nunca pagaré un dólar de su injusta sentencia. Todo cuanto tengo son deudas por valor de diez mil dólares en las que incurrí al publicar mi periódico La Revolución hace cuatro años, con el sólo objeto de educar a las mujeres precisamente a hacer lo que yo he hecho: rebelarme en contra de leyes injustas y no constitucionales, hechas por el hombre que nos imponen multas, impuestos, nos encierran y cuelgan, mientras que ellos nos niegan el derecho de representación en el gobierno. Y yo haré cuanto pueda por pagar cada dólar de unas deudas honradas, pero ni un centavo irá destinado a pagar tan injusta sentencia. Y continuaré encarecida y persistentemente la lucha, urgiendo a todas las mujeres que sigan el viejo refrán revolucionario: "Resistencia a la tiranía es la obediencia a Dios."(1)

Como nota colorida, podemos agregar que incluso cuestionaban la moda de la época, ya que impedía a las mujeres la libertad de movimientos. Así, por ejemplo, ambas dirigieron una campaña contra las restricciones físicas que la moda femenina imponía a las mujeres, promoviendo el uso de pantalones bombachos y faldas amplias. Sí que eran unas adelantadas!

En 1870, la 15ta. enmienda a la constitución norteamericana permite el voto a los afroamericanos varones. Ambas protestan: una vez más las mujeres, blancas y negras, son ignoradas en sus reclamos. El movimiento abolicionista no acompañó este reclamo, y el feminismo quedó solo. Ambas crearon la Asociación Nacional por el Sufragio de la Mujer en 1890 primera asociación del feminismo radical americano, independiente de los partidos políticos y de los movimientos de reforma, para conseguir la universalización real del sufragio. El voto femenino se convirtió en una realidad en Estados Unidos en el año 1920. Ambas murieron antes de verlo hecho realidad.

Por último, tomamos nota de lo siguiente: Elizabeth participó en el análisis de desigualdad entre los sexos a nivel bíblico, y comenzaron a elaborar la "Biblia de las Mujeres”, un proyecto que consistió en el estudio crítico, desde una perspectiva feminista, de los pasajes bíblicos donde aparecen las mujeres. Aun hoy este proyecto sería de utilidad al feminismo contemporáneo ¿Uds. qué creen?
Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino
Fuentes:

(1) FERNÁNDEZ COUTO, Josefina: "Las otras feministas”

lunes, 30 de marzo de 2015

Repasando la historia: la Declaración de Séneca Falls de 1848.

Elizabeth Cady Stanton fue la ideóloga de la Declaración de Séneca Falls que data del año 1848. Junto con Susan B. Anthony se convirtirían en las referentes del feminismo sufragista norteamericano. A partir de la lectura de la misma podemos dar cuenta de que en pleno siglo XIX, las mujeres no aceptaban pasivamente las desigualdades que sufrían, y eso es lo que nos parece más valioso de esta historia, como de muchas otras historias: en la escuela, nunca nos enseñan los movimientos de resistencia que triunfan, pareciera que lxs oprimidxs aceptaran casi gustosamente, apáticamente, la situación de opresión. Recorrer la historia de las mujeres nos enseña cómo la disputa por la consolidación de la ciudadanía plena, viene de larga data. Y también enseña que si luchamos, si sostenemos la lucha, obtendremos resultados. Y eso es algo que quizá a algunxs no les interesa que se sepa (un ejemplo muy reciente es el Tren de la Libertad español).


Lo que sustenta esta Declaración es la firme convicción de la igualdad entre mujeres y varones, incluso una igualdad que se sostiene desde lo religioso, recordemos la influencia de la mismas en las vidas de mujeres y varones a mitad del siglo XIX: "Mantenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y mujeres son creados iguales; que están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre los que figuran la vida, la libertad y el empeño de la felicidad; que para asegurar estos derechos son establecidos los gobiernos, cuyos justos poderes derivan del consentimiento de los gobernados". Incluso en esta frase hay una apelación al contrato social, que en términos de Rousseau y Locke había dejado a las mujeres in derechos de ciudadanía.

Es muy interesante la historización que realiza la declaración de la opresión de la mujer: "La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer, con el objetivo directo de establecer una tiranía absoluta sobre ella". A raiz de esta afirmación, se enumeran los derechos de los que fueron privados las mujeres: aunque carente de derechos políticos, sí eran sujetas de obligación respecto de leyes en las que no participaron. Equiparan la institución del matrimonio a una muerte civil, e incluso denuncian que se les ha negado el derecho por antonomasia del sistema capitalista: el derecho de propiedad privada. Así de excluídas se encontraban. Es interesante también la observación que hacen con respecto a los derechos y deberes que se les imponen: "Después de despojarla de todos los derechos como mujer casada, si es soltera y posee fortuna, está gravada con impuestos para sostener un gobierno que no la reconoce más que cuando sus bienes pueden serle rentables". 

Resaltan el tema de la negación del derecho a la educación; y lo que nos parece más maravilloso es cómo dan cuenta de la doble moral o del doble standar que se aplica a varones y a mujeres: "Ha creado (el Estado) un sentimiento público falso al dar al mundo un código de moral diferente para el hombre y para la mujer, según el cual ciertos delitos morales que excluyen a la mujer de la sociedad, no sólo no se toleran en el hombre, sino que se consideran de muy poca importancia en él".

¿Qué demandaban? Pues los derechos y los privilegios que les correspondían como ciudadanas.
¿Qué decidieron? (en líneas generales)
1. Que las leyes contrarias a la felicidad de la mujer son contrarias a la naturaleza. De esto se sigue, suponemos, el permiso para no cumplirlas.
2. Que la mujer, por mandato divino, es igual al varón.
3. Que las mujeres tienen derecho a ser informadas sobre el régimen legal que las rige
4. Que si se supone que la mujer es superior moralmente, debe dársele la palabra públicamente.
5. Que las exigencias que pesan sobre las mujeres, también sean exigidas a los varones.
6. Que no quieren que usen los estereotipos de género para privarlas de voz.
7. Que no se acepta más la pasividad femenina frente a las injusticias
8. Que es un deber de la mujer acceder al voto
"DECIDIMOS, POR TANTO: Que habiendo sido investida por el Creador con los mismos dones y con la misma conciencia de responsabilidad para ejercerlos, está demostrado que la mujer, lo mismo que el hombre, tiene el deber y el derecho de promover toda causa justa por todos los medios justos; y en lo que se refiere a los grandes temas religiosos y morales, resulta muy en especial evidente su derecho a impartir con su hermano sus enseñanzas, tanto en público como en privado, por escrito o de palabra, o a través de cualquier modo adecuado, en cualquier asamblea que valga la pena celebrar; y por ser esto una verdad evidente que emana de los principios de implantación divina de la naturaleza humana, cualquier costumbre o implantación que le sea adversa, tanto si es moderada como si lleva la sanción canosa de la antigüedad, debe ser considerada como una evidente falsedad y en contra la humanidad".

Es muy interesante como esta Declaración, usa los estereotipos de género a su favor, e incluso apela a argumentos que han dejado a las mujeres fuera de la ciudadanía para darlos vuelta y justificar su derecho a que las diferencias no se traduzcan en desigualdades. Simplemente, esta Declaración nos parece maravillosa para documentar cómo las mujeres siempre resistimos la opresión impuesta por el patriarcado. Notese que es del mismo año que el Manifiesto Comunista...pensemos en la trascendencia de ambos documentos...¿qué nos invita a reflexionar?

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

domingo, 8 de marzo de 2015

8 de Marzo y día internacional de la mujer... porque no quiero me saluden hoy…


Porque soy parte del colectivo de mujeres que nos rebelamos y revelamos como sujetas de derecho y de la historia, aquellas que por no sentir, desear, hablar, pensar, tener sexo con, discutir, vestir, reivindicar, reproducir y “sacrificarnos” como nos imponen los mandatos sociales, somos estigmatizadas como putas o como santas.
 
Porque soy parte de las que alzamos la voz contra todos los tipos de violencias, aquellas tan crudas y expuestas como la física al igual que las no tan visibles como la obstétrica. Porque exijo poder decidir sobre nuestro propio cuerpo y nuestra sexualidad, negándole así espacio al Estado quien lo normativiza -y también criminaliza nuestras elecciones-, a dios que lo quiere dirigir moralmente con condiciones misóginas, y a la sociedad que nos impone un amor lleno de mitos.
 
Porque soy parte de las que gritamos que el patriarcado es asesino y el capitalismo su cómplice, porque:
  • Los hechos y la realidad indican que el porcentaje a nivel mundial de niñas y adolescentes escolarizadas es menor al de varones. 
  • No se nos otorgan las mismas facilidades crediticias y es por ello que el acceso a la tierra o la vivienda se nos conculca. 
  • No tenemos los mismos derechos de herencia ni laborales. 
  • La pobreza y las migraciones tienen rostro de mujer.
  • Se invisibiliza la doble jornada de muchas ya que cuando la mujer llega del trabajo tiene que “hacerse cargo” de las tareas del hogar. 
  • Se nos quiere obligar a ser abnegadas, e inculcar que fuimos creadas para ser madres por ser algo "natural" e "instintivo", intrínseco de nuestro sexo; cuando en realidad se trata de una decisión que cada una tiene derecho a tomar.
  • Se nos mutila por creencias religiosas o justificaciones culturales como mecanismo de control y de marcar el poder sobre nuestro sexo. 
  • Se mercantiliza nuestro cuerpo como simple propiedad, somos objetos explotados para placer del macho.
Se nos apedrea y juzga por reivindicar nuestro derecho de humanas, se nos ridiculiza cuando usamos un lenguaje inclusivo que nos nombra y nos identifica sabiendo que el silencio es opresión, se nos niega el acceso a la justicia sea por operadorxs jurídicos ineficaces e insensibles o funcionarixs policiales poco concientizadxs y educadxs, reproductorxs de prejuicios, porque ser mujer es un factor de riesgo, nos matan, nos queman, nos violan en tiempos de paz y en guerra.




Es por esto que siento que es un oxímoron que me saluden el día de la mujer, prefiero que se tomen el tiempo necesario para educar a las próximas generaciones desde la igualdad, diversidad e inclusión; para romper esquemas, estructuras y construcciones sociales, para que piensen lo importante y trascendental que es transformar la realidad, porque ésta no es inmutable. Prefiero que se tomen el tiempo necesario para construir nuevas masculinidades que no sean hegemónicas, dispuestas a perder ciertos privilegios, porque “ahí donde existe un privilegio, un derecho es negado”. Prefiero que acompañen, puesto que no queremos amos, ni machos, ni príncipes. Queremos propiciar la reflexión y el cuestionamiento de las tradiciones así como de las costumbres que se erigen en cuna de las desigualdades, porque tenemos la obligación de llegar a la igualdad real y efectiva, y no solo aparente.

Lxs invito a ser feministas, que entiendan la raíz de la lucha, que es atravesada por las diferentes categorías como etnia, clase social o edad y que entiendan las reivindicaciones de los colectivos de mujeres. Por último, comprender y apropiarse de la importancia de nuestro empoderamiento social, económico y político tanto en el ámbito público como privado.

"Una de las mayores fuerzas que mueven al mundo en nuestra época es la revolución de la igualdad" Barbara Ward

Por Micaela Cano