Amordazar

Autor: Gabriel Sanz

Bienvenidos a De(s)generando el género.

DE(s)GENERANDO EL GÉNERO nace de la necesidad de aunar esfuerzos para lograr la Igualdad de género. El nombre no es casual, sino que se enraíza en el fin que perseguimos: degenerar los conceptos que inundan las consideraciones de género para llegar a deshacerlo, desgenerarlo, y despojarlo de todos estereotipos y mandatos que marcan “el deber ser”en función del sexo con el que nacimos. Nos definimos como feministas, porque creemos que la única forma de vivir en un mundo más justo se relaciona con la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres. Creemos que la educación e información, son la herramienta que nos permitirá vivir en la diversidad, la pluralidad y tolerancia humana. Tenemos la convicción de que esto es posible, y por eso armamos este BLOG , el cual dividimos en secciones que nos parecen de interés para quien quiera acercarse a la temática y estar actualizad@. Las sección “Reseñas”, haremos un breve análisis de distintos títulos de libros y películas que abordan la temática . En las “noticias destacadas”, exponemos los sucesos más relevantes e inauditos, con un pequeño análisis de las mismas. En la agenda, publicamos los eventos relacionados con la temática. En los links de interés, aquellos enlaces que creemos interesantes. Y en la página principal habrá una producción nuestra sobre diversos temas. Todas estas secciones, las vamos a actualizar semana a semana, ya que creemos que la Igualdad y la concientización, es un camino de todos los días.

martes, 18 de febrero de 2014

Reflexiones acerca de situaciones concretas de violencia institucional


Dos acontecimientos que trascurrieron la semana pasada en nuestro país han activado una alarma entra las feministas de Argentina:
El primero de ellos al que nos referimos (entre tantos otros que seguramente no trascienden en los medios) sucedió en la provincia de San Juan, en donde se cito a declarar a una mujer que había denunciado por violencia de género a su pareja, 19 meses después de que él la matara; y el segundo caso ocurrió en San Fernando, en donde trascendió un video en donde se ve cómo un policía maltrata físicamente a una mujer que había concurrido a hacer una denuncia por violencia doméstica.
No podemos dejar de alarmarnos por estos hechos no sólo por lo aberrantes de ambos, sino por el mensaje que sin duda transciende y llega a ellas y a ellos:  ante una denuncia que pretenda desequilibrar el statu quo, el Estado responderá con violencia institucional.
Artículo 6 inciso b de la ley 26.485 dice:
Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;

A pesar de los esfuerzos de nuestro país por prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres, aun falta mucho, porque lo normado en la legislación no permea a las prácticas de lxs funcionarixs que trabajan en la problemática. Y es que trabajar en violencias contra las mujeres no sensibiliza per se a los operadores, sino que es necesario que éstxs no sólo estén capacitadxs sino también comprometidos en la lucha por una igualdad real entre mujeres y varones. Y es que muchxs funcionarixs siguen pensando que la mujer vícitma de violencia es la culpable de la violencia que sufre.
Una mujer que está atravesando una situación de violencia, que aproximadamente le toma entre 5 y 8 años acercarse a realizar la primer denuncia a la comisaría y que se encuentra con una desidia tan extrema que es absurda, o con agresiones físicas por parte del personal policial, es algo que no nos podemos permitir como sociedad. Las mujeres pagan con sus vidas estas aberraciones.
La violencia institucional es a nuestro juicio, de las más graves, ya que le “confirma” a las mujeres que no hay nada que puedan hacer con el flagelo de la violencia que sufren, porque el Estado está ausente, o porque el Estado decide deliberadamente no hacer nada al respecto, volviendo al paradigma de la violencia como parte de la esfera privada de las ciudadanas.
Es importante que cuando una mujer en situación de violencia acude a un servicio del Estado, sepa que puede volver a recurrir cuando lo necesite. Ese es el paso inicial para la salida del círculo de la violencia, una red, personal e institucional, que acompañe a las mujeres en este camino largo que implica el derecho a una vida libre de violencia. Los casos expuestos, por el contrario, sólo disuaden a las mujeres de acudir al Estado en caso de necesitar ayuda, y al conclusión más grave de todo este sistema perverso, es que no hay salida.
Hasta tanto no ocurra la situación ideal de que exista gente sensibilizada alojando a una mujer que acude a una institución por ser víctima de violencia, creemos de suma importancia poder ofrecerle a las mujeres conocimientos claros de cuales son sus derechos, y las herramientas con las que cuenta. Como expusimos en la entrada sobre Empoderamiento, el saber genera mayor autonomía. Es importante que quede claro que:

  • La  violencia es un círculo, y no desaparece ni cambia. Con las personas violentas no es posible llegar a ningún acuerdo, y eso ellas lo saben por propia experiencia.
  • Si está sufriendo violencia, que acuda a una Comisaría de la Mujer a denunciar el hecho.
  • Entender que quien toma la denuncia (tanto en comisaría, como la declaración en el Juzgado) no necesariamente es una persona sensibilizada en la temática, por lo cual es importante ayudar a que sean claras y contundentes en los relatos, a saber: descripción clara del hecho, nombre del agresor, si utilizó algún elemento para provocar la agresión o a modo intimidatorio, si hubo amenazas e insultos y cuales, y si había testigxs o si fue en presencia de sus hijxs si los hubiere. Si la Comisaría de la Mujer realiza Informe de Riesgo, averiguar en que horarios lo hacen y solicitar que se lo hagan. Esto es un elemento más para pedir las medidas y muchas veces sustituye el requisito de llevar testigxs. Si hubio lesiones físicas, que acuda al Hospital o Centro de Salud a pedir el Precario Médico donde quedarán constatadas las lesiones.
  • Comunicarle que el agresor no se enterará de esa denuncia hasta que no exista una medida cautelar y sea notificado.
  • Una vez realizada la denuncia, dirigirse en el lapso de 72 hs al Juzgado de Paz a solicitar medidas de Protección: Perímetro,  Exclusión del Hogar y/o restitución de pertenencias.
  • Aclararle que las medidas pueden tardar unos días en salir, y que es importante que en ese tiempo extreme las medidas de protección: indagar por la red vincular que pueda tener para que pueda apoyarse en ella; si ella expresa no tener a nadie producto de la violencia indagar por vecinos, participación en instituciones, concurrencia a centro de Salud, ofrecerle los espacios que existan en el municipio; tener a mano el número  de teléfono de la policía; intentar estar el menor tiempo posible sola.
  • Si estos trámites los debe realizar en horario laboral, puede solicitar un certificado que conste que estuvo realizando trámites en el Juzgado o acudiendo a algún servicio de salud.
  • Ponerla en conocimiento de como sigue el proceso Judicial: como se notifica, que ella no tiene que estar presente si se realiza una exclusión, que el perímetro una vez vigente debe cumplirse y denunciar si esto no ocurre.
  • Si se queda en la casa que el agresor tiene llave, aconsejarle cambiar la cerradura o la combinación. Una vez hecho, suele generar bastante más tranquilidad. Lo mismo con el teléfono celular, si el agresor la acosa por mensajes de texto y/o llamados, además de realizar la denuncia pertinente por incumplimiento, cambiar el número de teléfono y que se lo da a su círculo más intimo.
  • Generalmente, la denuncia y trámites judiciales generan mucha culpa a la mujer: resaltar que nada de esto hubiera ocurrido si ese varón no la hubiera violentado y que si hay un culpable es él, y no ella. Que todo esto es para protegerse y salir de una vida donde su deseo quedó aplacado.
  • Alertarla sobre las posibles "venganzas" del agresor, a fin de que tenga herramientas para actuar de manera saludable: seguramente no le dará recursos económicos, buscará aislarla, intentará disuadirla en que nada de lo que hace sirve, buscará controlarla y/o manipularla, le dirá mentiras para generarle miedo, y usará a lxs niñxs (si los hubiere) como principal herramienta de control: que es mala madre, que se los va a sacar, que ella está loca y la justicia no se los va a dar, que son sus hijxs y que el puede verlos cuando quiera (En relación:  Niñxs testigos de violencia= niñxs víctimas ) Es imprescindible que sepa que cuenta con Servicios especializados (darle dirección y teléfono) a donde puede dirigirse para sacarse cualquier duda.
  • Evaluar en cada mujer, cuando es pertinente darle las distintas informaciones. Si se puede realizar un seguimiento cercano o mantener un intercambio fluído, lo ideal es que más allá de darle un pantallazo general ir luego recordando por "etapa" lo que corresponda, ya que la información es mucha y la idea es que otorgue claridad y no que sume confusión.
Finalizando...
Como ya dijimos reiteradas veces en este blog, la problemática de las violencias contra las mujeres no puede abordarse desde el sentido común, y no puede dejarse en manos de personal no capacitado al efecto. Es necesario que se dispongan de los fondos necesarios, no sólo para formar a lxs agentes del Estado, sino también para contratar personal idóneo.
Desde las escuelas y las Universidades, nos preguntamos, ¿qué se está haciendo hoy? Cuando la perspectiva de género sigue entrando por el costado en materias muchas veces optativas, cuando las hay, o en talleres de 2 horas por mes que no llegan adimensionar el fenómeno. 
Creemos que estos casos ponen de relieve que falta mucho por recorrer y que no deben bajarse los brazos, porque resta mucho por hacer, sobre todo porque el punto focal de las políticas públicas está basada en la denuncia de los hechos, evidenciando que el silencio mata, pero en estos casos, el valor también se paga caro.

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

lunes, 10 de febrero de 2014

La construcción y deconstrucción de la(s) sujeta(s) mujer(es) desde los feminismos de la segunda ola

En esta hipótesis, mujeres y hombres no quieren decir sino lo que
les han hecho decir siglos de sujeción de unas por los otros.
Una vez superada la sujeción, no habría sino Sujeto,
de acuerdo con la afirmación humanista: el Hombre,
al fin, devuelto a su trascendencia, desalienado,
y des-alterado (Collin, 2006:29)


Desde El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir se ha intentado la conceptualización y la construcción del sujeto femenino. Es esta obra la autora se pregunta qué ha supuesto para ella el hecho de ser mujer, y fue Sartre quien le insta a reflexionar sobre el tema, puntualizando que su educación no había sido la misma que se le da a un varón (Varela, 2005:83). Cuando Simone comienza a indagar, termina por conceptualizar a la mujer como lo-otro postulando que lo-uno es el varón, y esta visión no es intercambiable. En palabras de Nuria Varela: “Por ejemplo, si para un pueblo los otros son los “extranjeros”, para esos “extranjeros”, los otros serán quienes les llaman así. Es decir, el sentimiento de los otros es recíproco. Con la mujer no ocurre eso. El hombre en ningún caso es el otro” (Varela, 2005:84). De Beauvoir postula esta categorización como universal por estar presente en todas las culturas: el varón es lo universal y la mujer lo particular. A partir de aquí comienza el derrotero feminista, no sólo para la construcción de un sujeto/sujeta feminista sino también para dar cuenta de cuál es el fundamento de la opresión de las mujeres.
En los años ´60 y ´70 surge en U.S.A. el feminismo radical, que pretendía ir a las raíces de la propia opresión, como una reacción al feminismo liberal, inaugurado por Betty Friedman con su libro La mística de la feminidad. Esta rama del feminismo se caracteriza por “definir la situación de las mujeres como una desigualdad - y no una opresión o una explotación. Por ello, defienden que hay que reformar el sistema hasta lograr la igualdad entre los sexos” (Varela, 2005:102). 
El feminismo radical, utilizando las herramientas del marxismo, del psicoanálisis, del anticolonialismo y las teorías de la Escuela de Frankfurt (Varela, 2005) y politizando principalmente con el primero, aprovecha los elementos que esta teoría aporta para pensar la opresión
Al respecto nos parece interesante una reflexión de Collin: “La voluntad, común a las feministas, de superar la estructura de dominación que afecta a la diferencia de los sexos conduce así a posiciones antagónicas que también tienen en común, sin embargo, restaurar una afirmación metafísica del sujeto. En el primer caso, se trata del sujeto-mujeres, calificado de femenino —es la posición hoy llamada esencialista— y en el segundo —es la posición racionalista— se trata del sujeto humano. En una y otra hipótesis se sobreentiende lo que mujeres quiere decir: todo o nada. En uno y otro caso se impone una representación de la diferencia de los sexos, sea como determinable, sea como nula y sin valor” (Collin, 2006:30).
De este diálogo dialéctico que implica un rompimiento político con el marxismo, se logra un concepto propio: el patriarcado. La mujer no sólo estaba oprimida por el capitalismo, sino que además estaba oprimida por el patriarcado, es decir que sufría una doble opresión que los marxistas ortodoxos no llegaban o no querían ver, que de hecho ni Marx ni Engels habían visto tampoco (Haraway, 1991). La consecuencia es que la lucha no podía ir dirigida sólo contra el capitalismo como pretendían los varones, porque la especificidad del ser mujer necesitaba que esa lucha se concrete contra el patriarcado capitalista. Alexandra Kollontai fue una de las primeras en verlo.
Las feministas radicales, bajo el slogan “lo personal es político” llevan a la arena pública aquellos temas que tradicionalmente se consideraron pertenecientes a la esfera privada: la violencia contra la mujer, el trabajo doméstico, el cuidado, la sexualidad: “si lo personal es político, las leyes no se pueden quedar a la puerta de casa” (Varela, 2005:106), sobre todo cuando en realidad el Estado siempre ha regulado las cuestiones sobre la familia. Es importante tener en cuenta que: "Además de revolucionar la teoría política y feminista, las radicales hicieron tres aportaciones, como mínimo, igual de importantes: las grandes protestas públicas, el desarrollo de los grupos de autoconciencia y -menos espectaculares pero enormemente beneficiosos para las mujeres- la creación de centros alternativos de ayuda y autoayuda" (Varela, 2005:106).
La crítica más importante que se le hace a esta corriente del feminismo es que piensa al sujeto/sujeta feminista como “la mujer” perteneciente a una clase sexual homogénea; haciendo hincapié en el origen biológico de las diferencias: “El problema con el feminismo radical es que ha tratado de hacer esto abstrayendo el sexo de las otras relaciones de poder en la sociedad” (Einsenstein, 1980:50).
El objetivo de la revolución femenina, según Firestone no debe limitarse a la eliminación de los privilegios masculinos, sino que debe alcanzar a la distinción misma del sexo: las diferencias genitales entre los seres humanos deberían pasar a ser culturalmente neutras (Firestone, 1973) y a la par de la revolución del proletariado para acabar con el sistema de clases capitalista, la autora propone la confiscación del control de la reproducción para lograr la revolución feminista, ya que identifica la opresión femenina con el hecho biológico de reproducción. A esto Einsenstein responde: “… la clase sexual no es una opresión biológica sino una presión cultural (…) Las instituciones de la familia y el matrimonio, así como los sistemas legal y cultural que las protegen y que refuerzan la heterosexualidad, constituyen las bases de la represión política de las mujeres” (Einsenstein, 1980:52)
El feminismo socialista de Zillah Einsenstein (1980) también utiliza la teoría marxista para pensar la opresión de las mujeres, y también piensa en un patriarcado capitalista. Lo que se propone de esta corriente es atravesar las estructuras de poder de la sociedad patriarcal por todas las categorías pertinentes: “… debemos utilizar el método transformado para comprender los puntos de contacto entre la historia patriarcal y la historia de clase, y para interpretar la dialéctica entre sexo y clase, sexo y raza, raza y clase y finalmente, sexo, raza y clase” (Einsenstein, 1980:50)
Pensando en el origen de la opresión, del cómo y del por qué Einsenstein nos dice: “El patriarcado ha sido sostenido a través de la división sexual del trabajo y la sociedad, que ha estado fundamentada en el uso cultural, social y económico del cuerpo de las mujer como medio para la reproducción” (1980:58).
Una prueba material de que no podía pensarse en un/a sujetx únicx y uniforme fue la intervención de Domitila Barrios en la Tribuna del Año Internacional de la Mujer, organizada en México en 1975, en dónde interpela a Betty Friedman con la frase: “Si me permite Ud. hablar…” dando cuenta de las diferencias que existen entre las mujeres en razón de clase social, etnia, país de residencia, etcétera y desterrando la idea una única mujer homogénea. Las diferentes mujeres tienen reivindicaciones distintas de acuerdo a las categorías que las atraviesen. No es lo mismo ser una mujer de clase media, blanca y heterosexual en U.S.A. que una mujer negra, de clase baja, lesbiana en Perú.
La apertura del feminismo socialista para pensar lxs sujetxs feministas como “las mujeres” atravesadas todas ellas por otras categorías sociales, permitió el surgimiento de un feminismo de los márgenes: feminismo negro, feminismo lesbiano, de migrantes, hispanoparlantes, etcétera (Haraway, 1991).

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

Referencias bibliográficas
Collin, Françoise, (2006) Praxis de la diferencia. Liberación y libertad, Barcelona, Icaria.
Einsenstein, Zillah, (1980) Patriarcado capitalista, feminismo socialista, México, Siglo XXI.
Firestone, Shulamite (1973) La dialéctica del sexo, Madrid, Kairos.
Haraway, Donna, (1991) “Género para un diccionario marxista”, en Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra.
Varela, Nuria (2005) Feminismo para principiantes, Barcelona, Ediciones B.