Amordazar

Autor: Gabriel Sanz

Bienvenidos a De(s)generando el género.

DE(s)GENERANDO EL GÉNERO nace de la necesidad de aunar esfuerzos para lograr la Igualdad de género. El nombre no es casual, sino que se enraíza en el fin que perseguimos: degenerar los conceptos que inundan las consideraciones de género para llegar a deshacerlo, desgenerarlo, y despojarlo de todos estereotipos y mandatos que marcan “el deber ser”en función del sexo con el que nacimos. Nos definimos como feministas, porque creemos que la única forma de vivir en un mundo más justo se relaciona con la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres. Creemos que la educación e información, son la herramienta que nos permitirá vivir en la diversidad, la pluralidad y tolerancia humana. Tenemos la convicción de que esto es posible, y por eso armamos este BLOG , el cual dividimos en secciones que nos parecen de interés para quien quiera acercarse a la temática y estar actualizad@. Las sección “Reseñas”, haremos un breve análisis de distintos títulos de libros y películas que abordan la temática . En las “noticias destacadas”, exponemos los sucesos más relevantes e inauditos, con un pequeño análisis de las mismas. En la agenda, publicamos los eventos relacionados con la temática. En los links de interés, aquellos enlaces que creemos interesantes. Y en la página principal habrá una producción nuestra sobre diversos temas. Todas estas secciones, las vamos a actualizar semana a semana, ya que creemos que la Igualdad y la concientización, es un camino de todos los días.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Reflexiones feministas ante contextos desfavorables

La cuestión es que la avanzada de la derecha a nivel mundial es un hecho indiscutible, que tiene carácter clasista pero que también presenta una ofensiva a los derechos conquistados por los colectivos feministas y de mujeres. Dirigentes políticxs con vínculos estrechos con el empresariado y con las altas cúpulas de las diversas iglesias reaccionarias a las políticas igualitarias, empiezan a ser lxs protagonistas de un escenario que se teme en suelo nuestroamericano, y particularmente en suelo  argentino.

Este avance provoca necesariamente la reflexión. Cuando hablamos de que los derechos se conquistan, estamos aludiendo a que en la interacción colectivos-Estado confluyen estas dos  voluntades, confluencia que siempre está precedida por una movilización social profunda y que suele datar de largo tiempo. No podemos olvidar el rol que tiene la movilización del colectivo de mujeres para lograr que se reconozca que los derechos de las mujeres son derechos humanos. Pero tampoco podemos realizar un análisis que deje afuera al Estado, ya que es quien tiene la potestad de dicho reconocimiento tan deseado. La confluencia de las dos voluntades entonces, es necesaria para hacer de ciertas demandas una realidad, independientemente de los intereses que haya detrás del reconocimiento  por parte de ciertos actores.

Pensemos un ejemplo: las mujeres en Argentina empezamos formalmente a reclamar por los derechos políticos en 1910 de la mano de Julieta Lanteri y muchas otras feministas que la acompañaron. Hubo simulacros de votos, marchas callejeras y muchas presentaciones ante el Congreso para formalizar el pedido, y sistemáticamente fueron rechazadas o ignoradas. En 1947, de la mano de otra referente política, Eva Perón, el derecho al voto para las mujeres se vuelve una realidad. 1947 se vuelve un hito que no puede olvidar la lucha previa y persistente de las mujeres por sus derechos políticos, pero que tampoco puede olvidar que hasta la llegada de Eva, esos derechos constituyeron una demanda insatisfecha. Aquí vemos la confluencia de ambas voluntades.

Aunque para la conquista de derechos necesitamos a la sociedad civil construyendo una demanda y a un Estado reconociéndola, para las medidas de tipo reaccionarias y regresivas basta con la voluntad de un Estado que ejerce su poder (en sentido weberiano). Lo único que le cabe a la ciudadanía es la resistencia, pero dicha resistencia puede no ser suficiente para frenar las medidas. Pensemos un ejemplo: la última dictadura cívico -militar argentina (1973-1983) tuvo como finalidad desmantelar a una clase obrera que estaba organizada e impugnaba las relaciones de producción capitalistas. La ciudadanía resistió; pero a fuerza de asesinatos, desapariciones sistemáticas, persecuciones, desmantelamiento de los derechos sociales y laborales, y sobre todo utilizando el arma del terror, la última dictadura logró su objetivo: desmovilizar.

Si reflexionamos más en profundidad,  las mujeres siempre enfrentamos circunstancias adversas para la consecución de nuestras demandas y el reconocimiento de nuestros derecho: el patriarcado es muy coherente y hegemónico. Ningún Estado ni gobierno se reconoció feminista, y lxs dirigentes políticos parecen tenerle mucho miedo (o aversión) a identificarse como tal. Pero la cuestión es que a lo largo de la historia, hubo voluntades confluyentes que lograron reconocer la lucha de los colectivos de mujeres y que permitieron establecer nuevos puntos de partida para la lucha. Lo cierto es que parece que el panorama que se viene no se identifica con esos momentos de voluntades confluyentes, sino más bien con aquellos momentos de la historia encarnados por políticas regresivas que ponen en duda la posibilidad de que las mujeres tengamos "derechos adquiridos".

La pregunta es ¿qué hacer? No podemos permitir que la desesperanza y la angustia nos paralice y tenemos que tener presente la historia de nuestro movimiento: siempre siempre siempre todo nos costó mucho. Siempre siempre siempre presentamos batalla. En los años ´70, en contextos de gran represión, las mujeres feministas (UFA, MLF) se reunían en la clandestinidad para idear acciones directas, pequeñas quizá, pero simbólicamente enormes. Las militantes de los ´80 cuando volvieron del exilio, les enseñaron a las de los ´90 la teoría feminista. Las militantes de los ´90 nos enseñan a nosotras cómo organizarnos, y actualmente el movimiento feminista cuenta con una caudal de mujeres jóvenes que sorprende gratamente, que seguirá trasmitiendo la pedagogía feminista a quienes vienen.

Ante contextos desfavorables como los que se vienen, lo que no podemos perder es la organización, la resistencia y la certeza de que la lucha es para todas. No podemos volver al hogar. No podemos aceptar políticas que destejan las redes que tan emancipatoriamente hemos construido.  No nos pueden sacar de las calles, ni con gases, ni con balas de goma como en el ENM de Mar del Plata, y si nos sacan, que eso tenga un costo.

Tomemos como ejemplos al Tren de la Libertad Español: intentaron restringir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en España. La organización de las mujeres lo impidió. Seguramente ese hecho no pase a la historia oficial, porque nunca nos enseñarán las resistencia que triunfan, pero nosotras sí lo sabemos: construyamos nuestro futuro pensando en hacer realidad lo que hoy parece imposible, quizá aprendiendo del Partido de la Izquierda Erótica y de su manifiesto.

Les dejamos una canción de Lila Dawns: Dignificada, para inspirarnos en este contexto adverso, y convertirlo en favorable para las reivindicaciones. Nos vemos en la calle, en las plazas, en las oficinas, en las escuelas, en los hospitales, en la Universidad, en los barrios...nos vemos en la lucha.


el otro feminismo 2
Imagen extraída de http://metiendoruido.com/2013/02/el-otro-feminismo-indixs-y-negrxs-contra-el-patriarcado-compilado-de-textos-de-feminismo-no-occidental/el-otro-feminismo-2/



Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino 




lunes, 5 de octubre de 2015

¿Y la violencia policial contra mujeres y trans?



Gatillo fácil, causas armadas, paseos en patrulleros, uso excesivo de la fuerza policial, abusos sistemáticos, pago de coimas... Encontramos que los principales estudios sobre violencia policial se han realizado sobre una supuesta neutralidad de género, por ende los modos de accionar de las fuerzas de seguridad aparecen como similares en varones, mujeres y en aquellas personas que no se identifican en este binomio. Tal vez, sea el colectivo trans quien más haya puesto en evidencia que sobre ell*s la policía ejerce prácticas singulares, no menos letales de las que son víctimas los jóvenes, varones de clases populares.

Sin minimizar la violencia que ejercen las fuerzas de seguridad sobre estos jóvenes varones, nos proponemos pensar de manera preliminar ese punto ciego de las prácticas de la policía sobre mujeres y trans. Y decimos preliminar, porque al no haber encontrado bibliografía sobre este tema, realizaremos una aproximación en función de la experiencia y de la extrapolación de ideas de artículos que rozan temáticas similares. 

Lo primero que se nos presenta como evidente es que las Fuerzas de Seguridad, tiene en sus cimientos una estructura organizativa militarizada, con jerarquías rígidas, estructura vertical, con una fuerte impronta patriarcal que prepara a sus miembr*s para obedecer al/a la superior y que redunda en la distinción entre “nosotr*s” y los “otr*s”. Generalmente en ese “otr*s” hay implícito una cuestión de clase que hace que determinado grupo social sea la principal víctima del poder policial, establecido bajo una relación de dominación asimétrica en el cual una persona (policía, gendarme) ¿tiene? el poder de controlar la libre circulación de otra (por ejemplo pibe o piba de barrio, y/o trans). Complejiza este abordaje la intersección de otro sistema de dominación, el de las relaciones de género que se configura sobre relaciones desiguales de poder entre varones y mujeres. 

Por lo tanto, esta violencia policial enmarcada dentro de una violencia estructural de orden social tiene prácticas distintas cuando se entrelaza con otra violencia estructural que es la de género, la del patriarcado. 

Como refiere el Colectivo de Juguetes Perdidos en su libro “¿Quien lleva la gorra?”:

          “el cuerpo de la piba muchos mas que el del pibe esta sometido y tironeado por múltiples     mandatos sociales: el religioso, el patriarcal, el publicitario. Las pibas si son “lindas” pueden escapar al racismo- ambiente que signa las biografías de los pibes. Lo que la piba puede “ofrecer” como belleza o simpatía (es capital), el pibe lo tiene que traducir en capacidad de generar miedo o respeto. (…) Porque si a los pibes los bajan por atrevidos, por cuestiones de respeto o por algún vuelto que siempre queda sin pagar en el barrio, a las pibas las matan por pibas” (p 115)


En nuestra experiencia, lo que refieren las mujeres que conviven con ambas violencias estructurales, es que las prácticas policiales se manifiestan principalmente en el acceso callejero a su cuerpo en forma de “piropos” y pedidos de números teléfonicos, hasta el abuso y/o coima sexual como condición para “zafar” de situaciones legales o ilegales por parte de las fuerzas de seguridad. Sea porque efectivamente la víctima esté cometiendo un ilícito o simplemente porque la negativa a responder al requerimiento policial conlleve un armado de causa por parte de las fuerzas.

El caso de las chicas trans, conlleva otra complejidad ya que sus consecuencias suelen ser aún más violentas. Las prácticas policiales en este caso, se caracterizan por la negación de la identidad autopercibida, la violencia física y verbal, coimas sexuales y económicas, y detenciones ilegales y en condiciones insalubres. Se suma a estas situaciones, la violencia institucional que las revictimiza si deciden denunciar estos hechos. Pese a los grandes avances legislativos, l*s funcionarios judiciales parecen olvidarse generalmente del derecho de las personas trans a un trato digno y de respeto a su identidad de género, lo que suponemos que provoca una alta tasa de subdenuncia quedando invisibilizada la realidad signada por esta violencia. Agrava aún más el cuadro, si consideramos que estas causas suelen diluirse en el tiempo y que no existen mecanismos de protección reales para una persona que denuncia a las fuerzas de seguridad... y menos aún si es trans.

Para poder entender el tejido subterráneo que sostiene estas prácticas, nos valemos de los desarrollos de Judith Butler en relación al cuerpo como dotado de significados en un contexto que los comprende. Las fuerzas de seguridad con su organización vertical, militarizada y patriarcal manifiestan de manera bruta y exponencial las definiciones hegemónicas que configuran los cuerpos legibles de lo abyecto, lo rechazado, lo no vivible, lo inteligible, el cuerpo que no importa. 

Ese cuerpo mal reconocido dentro de la normatividad de género, puede ser hostigado y maltratado, constituyendo lo que la autora nombra como Vidas Precarias. Vidas que al no ser reconocidas como tales, están expuestas a vulneraciones por parte del estado por acción, omisión y sin protección. Vidas que en el entrecruzamiento de dos sistemas de poder, atraviesan violencias que quedan en la sombra. 

Intentando dar luz ahí donde habita la sombra, compartimos este pequeño aporte sobre la violencia que padecen las mujeres de clases populares y el colectivo trans por parte de las fuerzas de seguridad. E instamos al estado, a dar respuestas reales a estas situaciones.



Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino



Bibliografía:

-Butler, Judith (2002) : Cuerpos que importan, Sobre los límites materiales y discursivos del "sexo" .
-Butler, Judith (2015) : Curpos que aun importan. Conferencia dictada en UNTREF, Argentina. 
- Colectivo de Juguetes Perdidos (2014): ¿Quien lleva la gorra?. Violencia-Nuevos Barrios-Pibes Silvestres. Ed. Tinta Limón.
-Cordoba, D. y Meloni C.: A propósito de las vidas precarias. Entrevista a Judith Butler
-Gruenberg, C. y Pereyra Iraola, V.: Análisis preliminar sobre la relación entre el clientelismo, la pobreza y el género. I Foro Interamericano de Mujeres contra la Corrupción-
-Lereah Diego (2015) : Como Tortura la policía a las trans. Campaña Nacional contra la Violencia Institucional. Disponible en: http://www.contralaviolencia.com.ar/noticias/item/814-como-tortura-la-policia-a-las-trans
-Tiscornia, Sofia: Violencia policial. De las prácticas rutinarias a los hechos extraordinarios.