Amordazar

Autor: Gabriel Sanz

Bienvenidos a De(s)generando el género.

DE(s)GENERANDO EL GÉNERO nace de la necesidad de aunar esfuerzos para lograr la Igualdad de género. El nombre no es casual, sino que se enraíza en el fin que perseguimos: degenerar los conceptos que inundan las consideraciones de género para llegar a deshacerlo, desgenerarlo, y despojarlo de todos estereotipos y mandatos que marcan “el deber ser”en función del sexo con el que nacimos. Nos definimos como feministas, porque creemos que la única forma de vivir en un mundo más justo se relaciona con la igualdad real de oportunidades entre mujeres y hombres. Creemos que la educación e información, son la herramienta que nos permitirá vivir en la diversidad, la pluralidad y tolerancia humana. Tenemos la convicción de que esto es posible, y por eso armamos este BLOG , el cual dividimos en secciones que nos parecen de interés para quien quiera acercarse a la temática y estar actualizad@. Las sección “Reseñas”, haremos un breve análisis de distintos títulos de libros y películas que abordan la temática . En las “noticias destacadas”, exponemos los sucesos más relevantes e inauditos, con un pequeño análisis de las mismas. En la agenda, publicamos los eventos relacionados con la temática. En los links de interés, aquellos enlaces que creemos interesantes. Y en la página principal habrá una producción nuestra sobre diversos temas. Todas estas secciones, las vamos a actualizar semana a semana, ya que creemos que la Igualdad y la concientización, es un camino de todos los días.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Grandes mujeres de la historia. Hoy: Alejandra Kollontai

Alejandra Kollontai es una feminista invaluable, que nos hizo pensar mucho en la distribución de poder desigual entre varones y mujeres, incluso en un marco de paridad como puede ser un sistema comunista. Alejandra da cuenta de las hondas raíces del patriarcado, y cómo éste se alía con los sistemas económicos para la opresión de la mujeres (entre otras cosas). Articula entonces, feminismo y marxismo.


Alejandra Kollontai (1872-1952) fue una feminista y militante bolchevique, la única mujer que integró el Comité Central de Lenin. Nacida dentro de una familia acomodada, no asistió a la escuela sino que fue educada por un instructor particular. Se casó (dos veces) y separó muy joven, ambas cosas en contra de la voluntad de sus padres.  Parte a Suiza para instruirse, dejando atrás su primer matrimonio y el hijo fruto del mismo. Cuando vuelve a Rusia en 1899 se afilia al partido Social Demócrata.

Luego de la Primera Guerra Mundial (a la que se opuso activamente), Alejandra colaboró con la revista Nase Slovo dirigida por Trotski, pero ya luego de la revolución de febrero que derrocó al imperio Zarista, adhirió a las "tesis de abril" (que empoderaba a los soviets) de Lenin, y formó parte del grupo de dirigentes de la insurrección armada: "En julio se celebró el VI Congreso del Partido donde se escogieron los miembros del Comité Central, entre ellos Kollontai. El 10 de octubre el Comité Central votó a favor de la insurrección y el 25 tuvo lugar la toma del Palacio de Invierno que instauró las bases para un estado obrero. En el nuevo gobierno, Kollontai fue elegida Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública"  (d'Armengol, 2003).

Alejandra era feminista, y tenía abiertos dos frentes de lucha: por un lado, luchaba en contra de un feminismo hegemónico o burgués (sufragista) que ignoraba las desigualdades de base entre las propias mujeres: "recalcando ideas como que la liberación de las mujeres no era posible en un contexto de explotación laboral, desempleo crónico, doble jornada, lo que hacía imposible la liberación de las obreras en el sistema capitalista"  (Sanfeliu, 2009, p.11). Alejandra entendía que el socialismo era la condición sine qua non para la emancipación, pero con eso solo no bastaba. Por otro lado, también se enfrentaba con sus camaradas, que consideraban la situación de las mujeres como un tema menor. Alejandra siempre denunció que no existía la paridad entre mujeres y varones dentro del Comunismo (habiendo un decreto sobre la igualdad entre los sexos), por la cual ella militaba y abogaba.

La Rusia Comunista fue el primer país en donde se decretó una igualdad política, económica y sexual entre mujeres y varones. Las mujeres, gracias a ello, accedieron a derechos civiles, laborales y políticos, e incluso a la propiedad de su propio cuerpo al establecer la legalidad del divorcio, y la gratuidad y libertad para el aborto. Además, y muy importante fue la intención de la transferencia del trabajo doméstico a la esfera pública, y colectivizarlo mediante "casas de maternidad, guarderías, parvularios, escuelas, comedores populares, lavanderías populares, centros de reparación de ropa, etc., que ayudaron a la mujer a librarse de las tareas tradicionalmente asignadas a ella" (d'Armengol, 2003).

Alejandra Kollontai fue una de las primeras activistas que dio cuenta de que la opresión que sufrían las mujeres dentro del hogar era una de las causas de su poca participación política.  Ella creía que la transformación social y la igualdad real, vendría de la mano de la transformación del orden económico que producía y se aprovechaba de las desigualdades, pero también de la transformación de  las relaciones que se daban entre varones y mujeres, "Alejándose políticamente de sus compañeros de partido, llamó a una revolución cultural que transformase las relaciones interpersonales" (d'Armengol, 2003). Alejandra entonces, fue un paso más allá.

El Stanilismo significó un retroceso en los derechos de las mujeres. Se las convocaba nuevamente al rol tradicional, se ilegalizó el aborto en 1936 y se penalizó el divorcio, reforzándose el ideal de la familia y la mujer, dentro de ella, en su rol meramente reproductivo. Alejandra terminó siendo parte de la oposición dentro del partido "al que acusaba de excesivo centralismo y de limitar la libertad de discusión". Fue amenazada con la expulsión del Partido y como criticaba abiertamente a la dirección del mismo llevada a adelante por Stalin,  fue alejada del país convirtiéndose en la primera mujer embajadora (que fue lo que le salvó la vida, ya que Stalin luego asesinó al 70% de los miembros del Comité Central). Sin embargo, es indudable su "su aportación teórica y práctica a la lucha inseparable por el socialismo y la igualdad de la mujer" (d'Armengol, 2003).


"Lo más significativo de su discurso fue hacer suya la idea de Marx de que para construir un mundo mejor, además de cambiar la economía, tenía que surgir el hombre nuevo. Así, defendió el amor libre, igual salario para las mujeres, la legalización del aborto y la socialización del trabajo doméstico y del cuidado de los niños, pero, sobre todo, señaló la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Era necesaria la mujer nueva que, además de independiente económicamente, también tenía que serlo psicológica y sentimentalmente" (Varela, 2005, pp. 77-78). Alejandra abogaba por el nacimiento de "la mujer nueva"

Entre sus trabajos destacan:
o         La mujer ante el desarrollo social (1909)
o         Sociedad y maternidad (1916)
o         La nueva moral y la clase obrera (1918)
o         Autobiografía de una comunista sexualmente emancipada (1926).

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino
Bibliografía

  •    Sanfeliu, L. (2009). "Historia de los movimientos feministas y políticas de género".
  •    Varela, N. (2005) Feminismo para principiantes, Barcelona, Ediciones B.
  •     http://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/kollontai.htm (recuperado el 10/11/2014)
  •     http://mujeres-riot.webcindario.com/Alexandra_Kollontai.htm que recupera un artículo de Laia d'Armengol para el número de "En Lucha" de Septiembre del 2003. (recuperado el 10/11/2014)
  •     http://mujeresparapensar.wordpress.com/2009/06/28/alexandra-kollontai/  (recuperado el 10/11/2014)

domingo, 9 de noviembre de 2014

Encuentro Nacional de Mujeres: Una experiencia única

Vamos caminando
Aquí se respira lucha
Vamos caminando
Yo Canto por que se escucha
Vamos dibujando el camino
Estamos de pie
Vamos caminando
Aquí estamos de pie”

Latinoamérica, Calle 13.




Este año 40.000 mujeres se encontraron en Salta en el Encuentro Nacional de Mujeres. Desde hace 29 años que estos Encuentros tienen lugar en distintas partes del país. ¿De que se trata?¿Quiénes van? ¿Para qué?¿Por qué si hace tantos años que se realizan, mucha gente no sabe de su existencia?¿Qué las convoca? ¿Cómo vuelven a sus vidas cotidianas las mujeres que asisten?.
Si bien intentaremos compartir algunas cuestiones objetivas de los Encuentros, esas preguntas sólo se responden pasando por la experiencia de un encuentro. Compartiendo codo a codo con otras mujeres ese espacio autoconvocado. Viviendo la sororidad. Sintiendo en el cuerpo la liberación de la lucha colectiva.
Cada año, miles de mujeres llegan por primera vez a los Encuentros. Estuvimos entre ellas, y como a tantas nos dijeron que cuando regresemos “ya no seríamos la misma”. Y eso pasó.
El Encuentro es un fenómeno inaudito en el mundo: miles de mujeres de distintas clases, edades, gustos y colores se encuentran de forma autónoma y sin financiamiento alguno bajo la premisa de la horizontaildad y la pluralidad. El primero se gestó a poco tiempo de recuperada la democracia entre el 23 y el 25 de Mayo de 1986 en el Centro Cultural San Martín, “en ese tiempo se luchaba por la patria potestad compartida, cuando todavía los varones tenían en su poder –por sobre las madres– las decisiones legales sobre sus hijos. Y, en ese momento, ni siquiera estaba aprobada la ley de divorcio. De ese reclamo a la actualidad hay mucho camino recorrido. Los cambios sociales son abismales y, en muchos casos, fueron impulsados desde las marchas que cierran los Encuentros de Mujeres” (Peker, 2013). Un grupo de mujeres que habían asistido el 1985 a la III Conferencia Mundial de Mujeres de Nairobi, tuvieron la iniciativa de convocar a grupos de mujeres que tuviesen inquietudes por nuestros derechos a pensar juntas y debatir sobre la realidad de las mujeres en ese momento. Alrededor de mil mujeres, se reunieron esos días de Mayo en el Teatro San Martín, probablemente sin siquiera imaginarse que los encuentros se convertirían en una cita ineludible, federal y transformadora.
El Encuentro empieza con palabras de apertura y bienvenida de la Comisión Organizadora. Se entregan las carpetas donde hay una especie de mapa en la que se especifican que talleres hay y donde se encuentran. La manera de participar es muy singular, y acorde a la necesidad de cada mujer: se puede asistir a un solo taller durante todas las jornadas, o participar de varios. La diferencia radicará en que a la hora de elaborar las conclusiones, se privilegia la voz de las mujeres que han participado del debate durante todas las jornadas. La idea principal de los talleres, es que la palabra circule y que se pueda elaborar una síntesis de lo trabajado, razón por la cual la búsqueda de consenso es la única forma posible de plasmar lo trabajado: no se trata de votar y que “gane” la mayoría, sino de escuchar y consensuar siguiendo el espíritu horizontal, pluralista y democrático del Encuentro. Cada taller designa una lectora, y entrega las conclusiones a la Comisión Organizadora.
Terminado este segundo día de trabajo, tiene lugar la marcha en la que todas las mujeres recorren las calles de la ciudad. En lo personal fue una experiencia transformadora, en la que el cuerpo vibró al son de los cánticos colectivos. Todas esas mujeres, todas nosotras ahí, marchando, haciéndonos oír, encontrándonos, con la certeza de que la situación que atravesamos las mujeres cada día, es capaz de transformarse al volverse colectiva. Sintiendo la hermandad en cada paso, vibrando que sí se puede. Una marcha que a la vez, sorprendió a los lugareños al ver tantas mujeres unidas tras una misma lucha, la de los derechos de género. Una marcha que tiñó el aire salteño de lucha.
Esa misma noche, se organiza una peña donde reina la distensión, el baile, las risas. Al otro día, se cierra el Encuentro con la lectura de las conclusiones elaboradas en los mas de 70 talleres, y se elige la sede donde se hará el año próximo.
Como comentamos al inicio, no se vuelve igual del Encuentro de Mujeres. Estar ahí, es sentir todas las historias que trae cada mujer de manera singular, unidas en las experiencias de la desigualdad y en las resistencias cotidianas. Pasar por el Encuentro deja inevitablemente una huella. Hay mucho que se vive desde el cuerpo, territorio repleto de inhibiciones y prohibiciones. Espacio donde el patriarcado ha marcado la opresión. Cuerpo con historia, la propia y la de todas las mujeres que nos anteceden y acompañan. Cuerpo donde se experimenta el dolor y se vive el placer. Placer que se siente con mucha presencia en el encuentro, porque ese cuerpo oprimido se siente liberado, se siente propio: “Estar en los encuentros, participar de ellos genera una instancia de nueva significación, porque el encontrarse con otros cuerpos durante tres día, trasladarse, viajar, debatir, bailar, reír, vivir el encuentro “es” ser parte de ellos de manera colectiva.”  (Alma y Lorenzo, 2009, p 18)
Estando en el encuentro, se respira lucha y certeza de cambio. Y ¿después? ¿Cómo se sigue? Este después es muy reciente, por lo cual no podríamos responderlo. Sí sentimos que hay algo que cambia, hay una energía que emerge, y un caudal de ideas que gritar por ser llevadas a la práctica. Las resistencias culturales son las mismas, nosotras no.


Como comparte una mujer en el libro “Mujeres que se en Encuentran” en relación a esta idea del después: ¿Cómo sigue esto? ¿Qué se hace?... Y de a poco a medida que seguís participando en otros te das cuenta que los Encuentros de Mujeres son eso, son esos tres días donde te llevas toda esa experiencia con la que seguís trabajando aunque no te des cuenta, durante todo el año, durante toda la vida, ya está… estás marcada de alguna forma, algo pasó y ya nada vuelve a ser lo que era… y lo que te queda es ir al próximo, es ir al otro…” (Alma y Lorenzo, 2009, p. 54.).

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino



BIBLIOGRAFIA

Amanda Alma y Paula Lorenzo. (2009). Mujeres que se Encuentran. Una recuperación histórica de los Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina (1986 a 2005). Buenos Aires: Ed. Feminaria.