Si entendemos que la violencia contra la mujer está anclada en una estructura de desigualdad avalada por siglos de historia, sabemos que muchas de las medidas que implementemos para erradicarlas serán paliativas, a menos que intervengamos allí donde puede provocarse un cambio real, efectivo y a largo plazo, como es en la educación.
La ley 26.485 dispone en su artículo 11, inciso 3 a que le corresponde al Ministerio de Educación de la Nación “articular en el marco del Consejo Federal de Educación la inclusión en los contenidos mínimos curriculares de la perspectiva de género, el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, la igualdad entre los sexos, la democratización de las relaciones familiares, la vigencia de los derechos humanos y la deslegitimación de modelos violentos de resolución de conflictos”.
Su decreto reglamentario Nº1011/2010, establece en relación con este artículo que: “Los contenidos mínimos curriculares de la perspectiva de género deben estar incluidos en todos los niveles y modalidades educativas y en todas las instituciones, ya sean de gestión estatal, privada o cooperativa. A los efectos del diseño de la currícula se entiende que el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, se relaciona con el tipo de vínculo que se promueve en el ámbito educativo entre mujeres y varones, la asignación de espacios a unos y otras, las expectativas de aprendizaje y la desarticulación de estereotipos de género en las prácticas concretas”
La ley 26.485 dispone en su artículo 11, inciso 3 a que le corresponde al Ministerio de Educación de la Nación “articular en el marco del Consejo Federal de Educación la inclusión en los contenidos mínimos curriculares de la perspectiva de género, el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, la igualdad entre los sexos, la democratización de las relaciones familiares, la vigencia de los derechos humanos y la deslegitimación de modelos violentos de resolución de conflictos”.
Su decreto reglamentario Nº1011/2010, establece en relación con este artículo que: “Los contenidos mínimos curriculares de la perspectiva de género deben estar incluidos en todos los niveles y modalidades educativas y en todas las instituciones, ya sean de gestión estatal, privada o cooperativa. A los efectos del diseño de la currícula se entiende que el ejercicio de la tolerancia, el respeto y la libertad en las relaciones interpersonales, se relaciona con el tipo de vínculo que se promueve en el ámbito educativo entre mujeres y varones, la asignación de espacios a unos y otras, las expectativas de aprendizaje y la desarticulación de estereotipos de género en las prácticas concretas”
¿Cuáles son las temáticas que creemos debieran estar incluidas en la formación de lxs futurxs ciudadanxs de nuestro país para que la igualdad real y efectiva entre mujeres y varones se convierta en un hecho a partir de una socialización secundaria con perspectiva de género? De acuerdo a las temáticas que venimos trabajando a lo largo de este año y retomandolo, creemos que hay ciertas temáticas que deben estar incluidas en la agenda educativa.
1.- Desigualdades de género. Análisis de las desigualdades establecidas socialmente y los estereotipos de género como modelos limitadores del potencial de cada unx de nosotrxs. Sabemos que para prevenir la violencia, que es una vulneración de los derechos humanos de las mujeres, es esencial comprender que ésta se origina en una desigualdad histórica y estructural entre mujeres y varones, en donde se le ha dado al sexo masculino preeminencia sobre el femenino; generando una consciencia de organización jerárquica entre éstos. Esta organización jerárquica establece relaciones de dominación y de respectiva sumisión entre varones y mujeres es la que debemos deconstruir a partir de la educación, empezando por la desnaturalización de los estereotipos de género que esencializan lo que significa ser varón y ser mujer y que legitiman el uso de la violencia “correctiva”.
2.- Maltrato hacia las mujeres: mitos y realidades. Este contenido es imprescindible para desmitificar las creencias que tenemos sobre los orígenes de la violencia. Es muy importante trasmitir que una relación de pareja violenta no necesariamente se debe a que el maltratador es un adicto a las drogas o el alcohol, o que tenga problemas psicológicos, o que sea una cuestión de pasar por un mal momento en la relación, o que se deba a que el varón haya pasado por situaciones violentas en la infancia. Estas causas representan el mínimo porcentaje en causas de violencia de género, y es en realidad la sensación de la superioridad masculina y la cosificación de la mujer como objeto de la propiedad del varón, lo que genera violencia de género. No hay que perder de vista que el varón que maltrata puede ser un varón encantador y abstemio. (Ver entrada: del amor y otros demonios, derribando mitos y el poder del mito... )
1.- Desigualdades de género. Análisis de las desigualdades establecidas socialmente y los estereotipos de género como modelos limitadores del potencial de cada unx de nosotrxs. Sabemos que para prevenir la violencia, que es una vulneración de los derechos humanos de las mujeres, es esencial comprender que ésta se origina en una desigualdad histórica y estructural entre mujeres y varones, en donde se le ha dado al sexo masculino preeminencia sobre el femenino; generando una consciencia de organización jerárquica entre éstos. Esta organización jerárquica establece relaciones de dominación y de respectiva sumisión entre varones y mujeres es la que debemos deconstruir a partir de la educación, empezando por la desnaturalización de los estereotipos de género que esencializan lo que significa ser varón y ser mujer y que legitiman el uso de la violencia “correctiva”.
2.- Maltrato hacia las mujeres: mitos y realidades. Este contenido es imprescindible para desmitificar las creencias que tenemos sobre los orígenes de la violencia. Es muy importante trasmitir que una relación de pareja violenta no necesariamente se debe a que el maltratador es un adicto a las drogas o el alcohol, o que tenga problemas psicológicos, o que sea una cuestión de pasar por un mal momento en la relación, o que se deba a que el varón haya pasado por situaciones violentas en la infancia. Estas causas representan el mínimo porcentaje en causas de violencia de género, y es en realidad la sensación de la superioridad masculina y la cosificación de la mujer como objeto de la propiedad del varón, lo que genera violencia de género. No hay que perder de vista que el varón que maltrata puede ser un varón encantador y abstemio. (Ver entrada: del amor y otros demonios, derribando mitos y el poder del mito... )
Una de las cuestiones a trabajar con lxs adolescentes es la problemática del maltrato en la pareja, y cómo prevenirlo. Es importante analizar el ciclo de la violencia descrito por Leonore Walker en 1979 y las consecuencias que ellos puede traer, como la indefensión aprehendida o el síndrome de Estocolmo Doméstico. El ciclo de la violencia (1) se da en tres fases: Fase de tensión creciente: Las tensiones se construyen, se manifiestan de forma específica como determinadas conductas de agresión verbal o física de carácter leve y aisladas, a partir de pequeños incidentes: sutiles menosprecios, insinuaciones, ira contenida, fría indiferencia, sarcasmo, largos silencios, demandas irracionales. La mujer va adoptando una serie de medidas para manejar dicho ambiente y adquiriendo mecanismos de autodefensa psicológicos de anticipación o evitación de la agresión. Las acciones van dirigidas a un objetivo: desestabilizar a la víctima. 2. Fase de agresión aguda: La explosión y la agresión se caracteriza por una fuerte descarga de las tensiones que el maltratador ha ido provocando durante la primera fase. El agresor pasa a la acción. Una mayor capacidad lesiva distingue a este episodio de los incidentes más o menos frecuentes ocurridos durante la primera fase. 3. Fase de calma, amabilidad y afecto, arrepentimiento o luna de miel: Se caracteriza por una situación de extrema amabilidad y conductas “cariñosas” por parte del agresor (atenciones, regalos,...). Es una fase en la que se produce la victimización completa de la mujer, y que actúa como refuerzo positivo para el mantenimiento de la relación. El agresor muestra su arrepentimiento y realiza promesas de no volver a llevar a cabo algo similar. 4. Reanudación del ciclo: Con el paso del tiempo la fase de luna de miel se va haciendo más breve y las agresiones son cada vez más graves y frecuentes, lo que disminuye los recursos psicológicos de las mujeres para salir de la espiral de la violencia.¿Por qué es importante para una mujer conocer este ciclo? Porque es la única forma en que ella se concientice que la fase de arrepentimiento o luna de miel es simplemente un momento intermedio entre la agresión y la reanudación del ciclo.
3. Mitos sobre el amor romántico. Pretender llamar la atención sobre los distintos mitos sociales que hay sobre el amor, todos igual de dañinos y todos favorecedores de la violencia en la pareja, otorga las herramientas para analizar cuánto suscribimos a esos mitos.
Es importante reflexionar sobre lo imposible que se torna construir una relación igualitaria si estamos esperando que el varón nos rescate de nuestra cotidianeidad (mito del príncipe azul); o lo difícil que se vuelve vivir una relación de pareja con independencia si estamos esperando a ese ser casi mágico que nos complete porque andamos por el mundo amputadas (mito de la media naranja). Lo esencial es saber que en una relación hay dos personas que deciden compartir y acompañarse, y que no se vuelven por ello una sola persona. Hay otros mitos igual de dañinos: el mito de que el estado ideal es el del matrimonio, y es una meta a conseguir, puede generar que nos conformemos con cualquier tipo de relación para llegar a nuestra meta, con todos los riesgos que ello implica, siendo el más evidente el de la infelicidad. Otro de los mitos del estilo “quien bien te quiere te hará llorar” (ver entrada Porque te quiero te aporreo...) evidencian que no puede haber un concepto más erróneo en una relación de pareja. Evidentemente este mito es el resultado de la necesidad de justificar el por qué la persona que creemos amar puede hacernos daño, y con este mito terminamos legitimando esa práctica. El 70 % de las canciones “de amor” hablan de amores torturados, dolientes, abandonados. Con sólo pensar un momento debemos ser capaces de reflexionar críticamente y darnos cuenta que eso no es amor. El amor es compartir, es soñar, es disfrutar, es elegir todos los días a esa persona para que nos acompañe y acompañarlx. El amor no es llanto, y eso es lo primero que tenemos que entender. Si tu pareja te hace llorar, mejor estar sola y libre para encontrar a esa persona con la cual reir.
4.- Sexualidad en igualdad. Abordar la necesidad de un disfrute de nuestra sexualidad deshaciéndonos de los condicionantes impuestos por los estereotipos de género. Es imprescindible tratar cuestiones relacionadas con la diversidad sexual, identidad sexual, orientación sexual y práctica sexual. ¿Cómo ha influido el sistema patriarcal en la definición de sexualidad? Pues simplemente ha determinado cuáles son las prácticas sexuales aceptadas y la orientación sexual “legítima”. Esta serie de determinaciones ha limitado históricamente a los varones y a las mujeres, sobre todo en la posibilidad de elección de su vida sexual. Si un varón o una mujer se desvía de lo socialmente aceptado, debe atenerse a las consecuencias: juzgamiento y al ostracismo.
Puntualmente, la socialización se da en clave heterosexual, como lo natural, correcto y saludable. Y en el caso de la mujer, los estereotipos de género promueven para las éstas actitudes de sumisión ante la sexualidad del varón como figura de poder y autoridad.
En en tratamiento de estos cuatro ítem, es necesario abordarlos de una manera integral, y desde todas las ópticas posibles. Para lograr la deconstrucción de la desigualdad, proponemos trabajar con diferentes herramientas como el análisis de los cuentos, de las producciones cinemátográficas y de los medios de comunicación.
Es importante reflexionar sobre lo imposible que se torna construir una relación igualitaria si estamos esperando que el varón nos rescate de nuestra cotidianeidad (mito del príncipe azul); o lo difícil que se vuelve vivir una relación de pareja con independencia si estamos esperando a ese ser casi mágico que nos complete porque andamos por el mundo amputadas (mito de la media naranja). Lo esencial es saber que en una relación hay dos personas que deciden compartir y acompañarse, y que no se vuelven por ello una sola persona. Hay otros mitos igual de dañinos: el mito de que el estado ideal es el del matrimonio, y es una meta a conseguir, puede generar que nos conformemos con cualquier tipo de relación para llegar a nuestra meta, con todos los riesgos que ello implica, siendo el más evidente el de la infelicidad. Otro de los mitos del estilo “quien bien te quiere te hará llorar” (ver entrada Porque te quiero te aporreo...) evidencian que no puede haber un concepto más erróneo en una relación de pareja. Evidentemente este mito es el resultado de la necesidad de justificar el por qué la persona que creemos amar puede hacernos daño, y con este mito terminamos legitimando esa práctica. El 70 % de las canciones “de amor” hablan de amores torturados, dolientes, abandonados. Con sólo pensar un momento debemos ser capaces de reflexionar críticamente y darnos cuenta que eso no es amor. El amor es compartir, es soñar, es disfrutar, es elegir todos los días a esa persona para que nos acompañe y acompañarlx. El amor no es llanto, y eso es lo primero que tenemos que entender. Si tu pareja te hace llorar, mejor estar sola y libre para encontrar a esa persona con la cual reir.
4.- Sexualidad en igualdad. Abordar la necesidad de un disfrute de nuestra sexualidad deshaciéndonos de los condicionantes impuestos por los estereotipos de género. Es imprescindible tratar cuestiones relacionadas con la diversidad sexual, identidad sexual, orientación sexual y práctica sexual. ¿Cómo ha influido el sistema patriarcal en la definición de sexualidad? Pues simplemente ha determinado cuáles son las prácticas sexuales aceptadas y la orientación sexual “legítima”. Esta serie de determinaciones ha limitado históricamente a los varones y a las mujeres, sobre todo en la posibilidad de elección de su vida sexual. Si un varón o una mujer se desvía de lo socialmente aceptado, debe atenerse a las consecuencias: juzgamiento y al ostracismo.
Puntualmente, la socialización se da en clave heterosexual, como lo natural, correcto y saludable. Y en el caso de la mujer, los estereotipos de género promueven para las éstas actitudes de sumisión ante la sexualidad del varón como figura de poder y autoridad.
En en tratamiento de estos cuatro ítem, es necesario abordarlos de una manera integral, y desde todas las ópticas posibles. Para lograr la deconstrucción de la desigualdad, proponemos trabajar con diferentes herramientas como el análisis de los cuentos, de las producciones cinemátográficas y de los medios de comunicación.
a. Los cuentos. Hay que tener en cuenta
que los mismos son un elemento de socialización que nos influye desde
muy temprana edad, y debemos promover e incentivar su análisis crítico, y adoptar nuevos cuentos para trasmitir otros valores; debemos pensar qué tipo de valores estamos trasmitiendo hoy, y si
se condicen con la sociedad que queremos para mañana.
Los cuentos contados de forma ilimitada en la infancia, pueden condicionar las visiones sobre el amor y la relación de pareja ideal, y curiosamente todos los cuentos clásicos plantean la situación de una mujer pasiva y sumisa que espera que venga un varón que la rescate: la cenicienta, Blancanieves, la bella durmiente, Rapunzel, etcétera; todas ellas cumplieron el mismo rol y trasmiten a las niñas y a los niños esta vocación femenina por esperar quien nos rescate de las hermanas malvadas, de la muerte, del sueño eterno, de la prisión, de un dragón, o de cualquier cosa que evidentemente las mujeres no pueden enfrentar por si mismas. Es hora que empecemos a elegir cuidadosamente los cuentos que vamos a empezar a contar, y que éstos presentes a las mujeres como seres capaces y no como seres expectantes.
b. El cine. Al igual que los cuentos, el cine es un elemento socializador. Una de las características de la información que no llega a través de los medios audiovisuales, debido a la cantidad de estímulos que provocan en un ser humano, es que provocan en el receptor pasividad frente a la información recibida. Es importante que desarrollemos una mirada crítica de aquella información que ingresa a nuestra esfera privada de manera irreflexiva. La mayoría de las películas de hoy son protagonizadas por varones o muestran a las mujeres en roles estereotipados. Debemos estar atentos a la información que recibimos, porque la forma más usual de interiorizar y naturalizar los comportamientos es de forma inconsciente.
c. La Música. El Arte, como manifestación humana construye e instituye subjetividades individuales y colectivas (Zátonyi, 2002) , portando valores simbólicos estéticos, éticos y sociales, propios de un tiempo y un espacio delimitados. “El concepto de mundo que van construyendo los adolescentes depende de distintas variables que constituyen sus propias historias personales, y entre estos factores podemos distinguir que la música que ellos escuchen en un momento determinado va a provocar percepciones precisas en relación con la construcción de la realidad que ellos vayan realizando (…) La música se convierte de algún modo, para los jóvenes en un discurso coherente, en una instancia de reforzar creencias y posturas frente al mundo" (Domínguez y Otrxs, 2006). Trabajar con el género desde la música, implica verla en su vertiente transmisora de estereotipos y mitos que se cristalizan luego en creencias y argumentos justificatorios sobre a violencia machista. La escucha de (cierta) música -como cualquier otro lenguaje-, habilita prácticas en la vida de las personas que reproducen las desigualdades de género.
d. Medios de comunicación. Es imprescindible que analicemos aquella información que recibimos generalmente de manera irreflexiva y pasiva. Los medios masivos de comunicación son transmisores de valores, ideales y modelos de conducta, y es necesario que nos sentemos a reflexionar sobre qué modelos estamos recibiendo en forma de bombardeo a través de los mismos, y cuáles son sus consecuencias, con una perspectiva de género. Por poner un ejemplo, las publicidades nos muestran generalmente a varones y mujeres en una situación estereotipada (los productos de limpieza van dirigidos a la mujer, ya que según el mandato tradicional es ésta la que se encarga de los quehaceres domésticos; los desodorantes para varones nos convierten a todas en objetos sexuales) y en una hora que miremos la televisión podemos recibir un sinnúmero de estos mensajes, por lo que es imprescindible que tengamos una visión crítica de los mismos.
No hay que olvidar que desmontar los roles de género en la sociedad patriarcal en la que vivimos es un desafío abierto al orden de cosas imperantes en la sociedad, y ya es hora de hacerlo. Si realmente queremos vivir en una sociedad igualitaria, debemos empezar por educar en valores de igualdad, y hacernos cargo de ello como una sociedad responsable desde el principio, sólo así conseguiremos transformar la realidad y desterrar verdaderamente aquellas causas que originan la violencia contra las mujeres.
Los cuentos contados de forma ilimitada en la infancia, pueden condicionar las visiones sobre el amor y la relación de pareja ideal, y curiosamente todos los cuentos clásicos plantean la situación de una mujer pasiva y sumisa que espera que venga un varón que la rescate: la cenicienta, Blancanieves, la bella durmiente, Rapunzel, etcétera; todas ellas cumplieron el mismo rol y trasmiten a las niñas y a los niños esta vocación femenina por esperar quien nos rescate de las hermanas malvadas, de la muerte, del sueño eterno, de la prisión, de un dragón, o de cualquier cosa que evidentemente las mujeres no pueden enfrentar por si mismas. Es hora que empecemos a elegir cuidadosamente los cuentos que vamos a empezar a contar, y que éstos presentes a las mujeres como seres capaces y no como seres expectantes.
b. El cine. Al igual que los cuentos, el cine es un elemento socializador. Una de las características de la información que no llega a través de los medios audiovisuales, debido a la cantidad de estímulos que provocan en un ser humano, es que provocan en el receptor pasividad frente a la información recibida. Es importante que desarrollemos una mirada crítica de aquella información que ingresa a nuestra esfera privada de manera irreflexiva. La mayoría de las películas de hoy son protagonizadas por varones o muestran a las mujeres en roles estereotipados. Debemos estar atentos a la información que recibimos, porque la forma más usual de interiorizar y naturalizar los comportamientos es de forma inconsciente.
c. La Música. El Arte, como manifestación humana construye e instituye subjetividades individuales y colectivas (Zátonyi, 2002) , portando valores simbólicos estéticos, éticos y sociales, propios de un tiempo y un espacio delimitados. “El concepto de mundo que van construyendo los adolescentes depende de distintas variables que constituyen sus propias historias personales, y entre estos factores podemos distinguir que la música que ellos escuchen en un momento determinado va a provocar percepciones precisas en relación con la construcción de la realidad que ellos vayan realizando (…) La música se convierte de algún modo, para los jóvenes en un discurso coherente, en una instancia de reforzar creencias y posturas frente al mundo" (Domínguez y Otrxs, 2006). Trabajar con el género desde la música, implica verla en su vertiente transmisora de estereotipos y mitos que se cristalizan luego en creencias y argumentos justificatorios sobre a violencia machista. La escucha de (cierta) música -como cualquier otro lenguaje-, habilita prácticas en la vida de las personas que reproducen las desigualdades de género.
d. Medios de comunicación. Es imprescindible que analicemos aquella información que recibimos generalmente de manera irreflexiva y pasiva. Los medios masivos de comunicación son transmisores de valores, ideales y modelos de conducta, y es necesario que nos sentemos a reflexionar sobre qué modelos estamos recibiendo en forma de bombardeo a través de los mismos, y cuáles son sus consecuencias, con una perspectiva de género. Por poner un ejemplo, las publicidades nos muestran generalmente a varones y mujeres en una situación estereotipada (los productos de limpieza van dirigidos a la mujer, ya que según el mandato tradicional es ésta la que se encarga de los quehaceres domésticos; los desodorantes para varones nos convierten a todas en objetos sexuales) y en una hora que miremos la televisión podemos recibir un sinnúmero de estos mensajes, por lo que es imprescindible que tengamos una visión crítica de los mismos.
No hay que olvidar que desmontar los roles de género en la sociedad patriarcal en la que vivimos es un desafío abierto al orden de cosas imperantes en la sociedad, y ya es hora de hacerlo. Si realmente queremos vivir en una sociedad igualitaria, debemos empezar por educar en valores de igualdad, y hacernos cargo de ello como una sociedad responsable desde el principio, sólo así conseguiremos transformar la realidad y desterrar verdaderamente aquellas causas que originan la violencia contra las mujeres.
Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino
Bibliografía
(1) Guía de Actuación ante el Maltrato Doméstico y la Violencia Sexual contra las Mujeres para Profesionales de los Servicios Sociales” Editado por el EMAKUNDE, INSTITUTO VASCO DE LA MUJER (VITORIA - GASTEIZ 2006), pág. 27-29.
(2)Ferioli, A., Manero, G., PArente, J. y Yacovino, L. (2013): "Adolescencia, música y género: Concurso Cantando con Equidad". POnencia presentada en el IV COngreso Internacional Violencia, Maltrato y ABuso "Criminología, victimología y género: Una triología compleja". Salud Activa, Buenos Aires.
(3)Domínguez Águila y Otrxs (2006): Sentido y significado de la música en adolescentes varones de un establecimiento de enseñanza media particular subvencionada de Concepción, Chile.(4)Zátonyi Marta (2002): Una estética del arte y el diseño de imagen y sonido. Nobuko. Buenos Aires.
Bibliografía
(1) Guía de Actuación ante el Maltrato Doméstico y la Violencia Sexual contra las Mujeres para Profesionales de los Servicios Sociales” Editado por el EMAKUNDE, INSTITUTO VASCO DE LA MUJER (VITORIA - GASTEIZ 2006), pág. 27-29.
(2)Ferioli, A., Manero, G., PArente, J. y Yacovino, L. (2013): "Adolescencia, música y género: Concurso Cantando con Equidad". POnencia presentada en el IV COngreso Internacional Violencia, Maltrato y ABuso "Criminología, victimología y género: Una triología compleja". Salud Activa, Buenos Aires.
(3)Domínguez Águila y Otrxs (2006): Sentido y significado de la música en adolescentes varones de un establecimiento de enseñanza media particular subvencionada de Concepción, Chile.(4)Zátonyi Marta (2002): Una estética del arte y el diseño de imagen y sonido. Nobuko. Buenos Aires.
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