viernes, 22 de abril de 2016

Reflexiones acerca del embarazo y la circulación por el espacio público

Hace un tiempo vengo reflexionando acerca de ciertas cuestiones en las cuales el feminismo tiene posturas encontradas. Una de ellas tiene que ver con la igualdad, y el trato igualitario. Hay cierta parte del feminismo que plantea que un trato igualitario no debe reparar en los cuerpos sexuados de lxs individuxs y tratar exactamente igual a varones y a mujeres; y otra parte del feminismo plantea la posición opuesta: lograr la igualdad necesariamente requiere un trato diferenciado.

Siempre me sentí más cómoda con la segunda propuesta: el trato diferenciado, pero no basado en una creencia en la vulnerabilidad "intrínseca" que nos quieren adjudicar. No se trata de un trato diferenciado "protector" de nuestra feminidad, sino reconocedor del lugar en donde nos ubica el patriarcado, y de alguna manera reparador. Una especie de medida de acción positiva -medida que permite un trato diferenciado a un grupo particularmente discriminado para reparar esa discriminación mientras tal discriminación persista en el tiempo-. En un lugar en donde encontramos una referencia explícita a este tipo de medidas es en el texto de la CEDAW en su artículo cuarto:

1. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer no se considerará discriminación en la forma definida en la presente Convención, pero de ningún modo entrañará, como consecuencia, el mantenimiento de normas desiguales o separadas; estas medidas cesarán cuando se hayan alcanzado los objetivos de igualdad de oportunidad y trato.
2. La adopción por los Estados Partes de medidas especiales, incluso las contenidas en la presente Convención, encaminadas a proteger la maternidad no se considerará discriminatoria.

Cuestión que estas reflexiones la agudizaron en relación con cierta noticia, aparentemente falsa en donde se decía que se prohibía a las mujeres mexicanas amamantar en público. Independientemente de lo falsa de la noticia, lo cierto es que no me sorprendió que algo así pudiera pasar y me puse a pensar que este tipo de medidas estarían acordes con un ideario patriarcal que controla la circulación de las mujeres por el espacio público. Y no sólo la controla, sino que además la restringe mediante el acoso sexual callejero, el acoso sexual laboral, la violación como mandato, etcétera. Una medida que prohibiera amamantar en público respondería a la misma causa, y por ello no me sorprendió. Como también está ligada con la idea de la domesticidad de las mujeres y de que el mejor lugar para nosotras siempre es el hogar (aunque de hecho sea en donde corremos más riesgo por la violencia machista en la pareja).

Imagen extraida de: http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/28628 (22/04/2016)

Luego de pensar en estas cuestiones, reflexioné sobre la circulación de las mujeres embarazadas por el mundo de lo público. Existe cierto feminismo más liberal que plantea que los embarazos son una decisión de las mujeres (afirmación altamente discutible en un país que penaliza el aborto) y que por ello no deben tener ningún "beneficio" al respecto. Pensemos por ejemplo en una mujer que asista a las clases en la universidad, y que por razón del embarazo, parto o puerperio deba faltar a sus clases. ¿En cuántas facultades actualmente está considerada esta posibilidad para que esa mujer no pierda la cursada? ¿Tiene o no que tener un régimen especial la mujer embarazada? ¿Se le debe dar el lugar en el micro? ¿Se la debe dejar pasar primero en el banco? ¿Tiene o no tiene que tener prioridad de algún tipo?

Lo cierto es que si estas posibilidades no existen para las mujeres embarazadas, lo que se propone es que su circulación por el espacio público sea más difícil. Pienso: una mujer embarazada a la que no se le cede asiento en el micro y debe ir parada todo el viaje como cualquier otrx pasajerx. Convengamos que los micros no circulan suavemente por la ciudad. Se puede golpear, se puede caer, como ya ha pasado. El resultado: evitar lo más posible la circulación. Este ejemplo puede extrapolarse a cualquier situación que plantee una "prioridad" o "beneficio" para las mujeres que atraviesan este proceso.

Independientemente de que es necesario problematizar a la maternidad como mandato patriarcal -siendo que bien puede ser una experiencia transformadora y reveladora para aquellas mujeres que lo desean-, existe una necesidad práctica de género que requiere que a las mujeres embarazadas puedan circular por el espacio público, la misma justificación se aplica para las licencias laborales por maternidad, por ejemplo. Los cuerpos de las mujeres embarazadas imponen límites reales y simbólicos. No creo que podamos abstraernos de esa realidad y hacer como que "nada sucede" porque en un embarazo, sucede todo, y todo junto. Y porque nadie se queda embarazada para no viajar parada en el micro: Simplemente poder viajar sentada, o no perder la cursada en la universidad, o tener una licencia por maternidad en el trabajo hacen un poco más fácil nuestra circulación por el espacio público, y que no terminemos recluidas en nuestro hogar-gineceo por atravesar un proceso que muchas veces ni siquiera decidimos a nivel consciente: en parte por la prohibición del aborto, en parte por la socialización diferenciada que identifica a las mujeres con la maternidad, y en parte porque no decidimos nacer con un útero que tenga capacidad de gestar.

Julieta Evangelina Cano









1 comentario:

  1. En terapia de pareja, cada vez más nos llegan casos de parejas que no pueden embarazarse y desean un hijo a toda costa. Por ello para nosotr@s, la reflexión bioética y ecofeministas son de particular interes, para evaluar y cuestionar los supuestos que implican la maternidad.

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