Porque soy parte del colectivo de mujeres que nos rebelamos y revelamos como sujetas de derecho y de la historia, aquellas que por no sentir, desear, hablar, pensar, tener sexo con, discutir, vestir, reivindicar, reproducir y “sacrificarnos” como nos imponen los mandatos sociales, somos estigmatizadas como putas o como santas.
Porque soy parte de las que alzamos la voz contra todos los tipos de violencias, aquellas tan crudas y expuestas como la física al igual que las no tan visibles como la obstétrica. Porque exijo poder decidir sobre nuestro propio cuerpo y nuestra sexualidad, negándole así espacio al Estado quien lo normativiza -y también criminaliza nuestras elecciones-, a dios que lo quiere dirigir moralmente con condiciones misóginas, y a la sociedad que nos impone un amor lleno de mitos.
Porque soy parte de las que gritamos que el patriarcado es asesino y el capitalismo su cómplice, porque:
- Los hechos y la realidad indican que el porcentaje a nivel mundial de niñas y adolescentes escolarizadas es menor al de varones.
- No se nos otorgan las mismas facilidades crediticias y es por ello que el acceso a la tierra o la vivienda se nos conculca.
- No tenemos los mismos derechos de herencia ni laborales.
- La pobreza y las migraciones tienen rostro de mujer.
- Se invisibiliza la doble jornada de muchas ya que cuando la mujer llega del trabajo tiene que “hacerse cargo” de las tareas del hogar.
- Se nos quiere obligar a ser abnegadas, e inculcar que fuimos creadas para ser madres por ser algo "natural" e "instintivo", intrínseco de nuestro sexo; cuando en realidad se trata de una decisión que cada una tiene derecho a tomar.
- Se nos mutila por creencias religiosas o justificaciones culturales como mecanismo de control y de marcar el poder sobre nuestro sexo.
- Se mercantiliza nuestro cuerpo como simple propiedad, somos objetos explotados para placer del macho.
Se nos apedrea y juzga por reivindicar nuestro derecho de humanas, se nos ridiculiza cuando usamos un lenguaje inclusivo que nos nombra y nos identifica sabiendo que el silencio es opresión, se nos niega el acceso a la justicia sea por operadorxs jurídicos ineficaces e insensibles o funcionarixs policiales poco concientizadxs y educadxs, reproductorxs de prejuicios, porque ser mujer es un factor de riesgo, nos matan, nos queman, nos violan en tiempos de paz y en guerra.
Es por esto que siento que es un oxímoron que me saluden el día de la mujer, prefiero que se tomen el tiempo necesario para educar a las próximas generaciones desde la igualdad, diversidad e inclusión; para romper esquemas, estructuras y construcciones sociales, para que piensen lo importante y trascendental que es transformar la realidad, porque ésta no es inmutable. Prefiero que se tomen el tiempo necesario para construir nuevas masculinidades que no sean hegemónicas, dispuestas a perder ciertos privilegios, porque “ahí donde existe un privilegio, un derecho es negado”. Prefiero que acompañen, puesto que no queremos amos, ni machos, ni príncipes. Queremos propiciar la reflexión y el cuestionamiento de las tradiciones así como de las costumbres que se erigen en cuna de las desigualdades, porque tenemos la obligación de llegar a la igualdad real y efectiva, y no solo aparente.
Lxs invito a ser feministas, que entiendan la raíz de la lucha, que es atravesada por las diferentes categorías como etnia, clase social o edad y que entiendan las reivindicaciones de los colectivos de mujeres. Por último, comprender y apropiarse de la importancia de nuestro empoderamiento social, económico y político tanto en el ámbito público como privado.
"Una de las mayores fuerzas que mueven al mundo en nuestra época es la revolución de la igualdad" Barbara Ward
Por Micaela Cano
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