“Vamos
caminando
Aquí
se respira lucha
Vamos
caminando
Yo
Canto por que se escucha
Vamos
dibujando el camino
Estamos
de pie
Vamos
caminando
Aquí
estamos de pie”
Latinoamérica,
Calle 13.
Este
año 40.000 mujeres se encontraron en Salta en el Encuentro Nacional
de Mujeres. Desde hace 29 años que estos Encuentros tienen lugar en
distintas partes del país. ¿De que se trata?¿Quiénes van? ¿Para
qué?¿Por qué si hace tantos años que se realizan, mucha gente no
sabe de su existencia?¿Qué las convoca? ¿Cómo vuelven a sus vidas
cotidianas las mujeres que asisten?.
Si
bien intentaremos compartir algunas cuestiones objetivas de los
Encuentros, esas preguntas sólo se responden pasando por la
experiencia de un encuentro. Compartiendo codo a codo con otras
mujeres ese espacio autoconvocado. Viviendo la sororidad. Sintiendo en el cuerpo la liberación de la lucha colectiva.
Cada
año, miles de mujeres llegan por primera vez a los Encuentros.
Estuvimos entre ellas, y como a tantas nos dijeron que cuando
regresemos “ya no seríamos la misma”. Y eso pasó.
El Encuentro es un fenómeno inaudito en el mundo: miles de mujeres de
distintas clases, edades, gustos y colores se encuentran de forma autónoma y sin financiamiento alguno bajo la premisa de la
horizontaildad y la pluralidad. El primero se gestó a poco tiempo de recuperada la democracia entre el 23 y el 25 de Mayo de 1986 en el
Centro Cultural San Martín, “en ese tiempo se luchaba por la
patria potestad compartida, cuando todavía los varones tenían en su
poder –por sobre las madres– las decisiones legales sobre sus
hijos. Y, en ese momento, ni siquiera estaba aprobada la ley de
divorcio. De ese reclamo a la actualidad hay mucho camino recorrido.
Los cambios sociales son abismales y, en muchos casos, fueron
impulsados desde las marchas que cierran los Encuentros de Mujeres”
(Peker, 2013). Un grupo de mujeres que habían asistido el 1985 a
la III Conferencia Mundial de Mujeres de Nairobi, tuvieron la
iniciativa de convocar a grupos de mujeres que tuviesen inquietudes
por nuestros derechos a pensar juntas y debatir sobre la realidad de
las mujeres en ese momento. Alrededor de mil mujeres, se reunieron
esos días de Mayo en el Teatro San Martín, probablemente sin siquiera
imaginarse que los encuentros se convertirían en una cita
ineludible, federal y transformadora.
El Encuentro empieza con palabras de apertura y bienvenida de la Comisión
Organizadora. Se entregan las carpetas donde hay una especie de mapa
en la que se especifican que talleres hay y donde se encuentran. La
manera de participar es muy singular, y acorde a la necesidad de cada
mujer: se puede asistir a un solo taller durante todas las jornadas,
o participar de varios. La diferencia radicará en que a la hora de
elaborar las conclusiones, se privilegia la voz de las mujeres que
han participado del debate durante todas las jornadas. La idea
principal de los talleres, es que la palabra circule y que se pueda
elaborar una síntesis de lo trabajado, razón por la cual la
búsqueda de consenso es la única forma posible de plasmar lo
trabajado: no se trata de votar y que “gane” la mayoría, sino de
escuchar y consensuar siguiendo el espíritu horizontal, pluralista y
democrático del Encuentro. Cada taller designa una lectora, y
entrega las conclusiones a la Comisión Organizadora.
Terminado
este segundo día de trabajo, tiene lugar la marcha en la que todas
las mujeres recorren las calles de la ciudad. En lo personal fue una
experiencia transformadora, en la que el cuerpo vibró al son de los cánticos colectivos. Todas esas mujeres, todas nosotras ahí, marchando, haciéndonos oír, encontrándonos, con la certeza de que
la situación que atravesamos las mujeres cada día, es capaz de transformarse al volverse colectiva. Sintiendo la hermandad en cada
paso, vibrando que sí se puede. Una marcha que a la vez, sorprendió
a los lugareños al ver tantas mujeres unidas tras una misma lucha,
la de los derechos de género. Una marcha que tiñó el aire salteño
de lucha.
Esa
misma noche, se organiza una peña donde reina la distensión, el
baile, las risas. Al otro día, se cierra el Encuentro con la lectura
de las conclusiones elaboradas en los mas de 70 talleres, y se elige
la sede donde se hará el año próximo.
Como
comentamos al inicio, no se vuelve igual del Encuentro de Mujeres.
Estar ahí, es sentir todas las historias que trae cada mujer de
manera singular, unidas en las experiencias de la desigualdad y en
las resistencias cotidianas. Pasar por el Encuentro deja
inevitablemente una huella. Hay mucho que se vive desde el cuerpo,
territorio repleto de inhibiciones y prohibiciones. Espacio donde el
patriarcado ha marcado la opresión. Cuerpo con historia, la propia y
la de todas las mujeres que nos anteceden y acompañan. Cuerpo donde
se experimenta el dolor y se vive el placer. Placer que se siente con
mucha presencia en el encuentro, porque ese cuerpo oprimido se siente
liberado, se siente propio:
“Estar
en los encuentros, participar de ellos genera una instancia de nueva
significación, porque el encontrarse con otros cuerpos durante tres
día, trasladarse, viajar, debatir, bailar, reír, vivir el encuentro
“es” ser parte de ellos de manera colectiva.” (Alma y Lorenzo, 2009, p 18)
Estando
en el encuentro, se respira lucha y certeza de cambio. Y ¿después?
¿Cómo se sigue? Este después es muy reciente, por lo cual no
podríamos responderlo. Sí sentimos que hay algo que cambia, hay una
energía que emerge, y un caudal de ideas que gritar por ser llevadas
a la práctica. Las resistencias culturales son las mismas, nosotras
no.
Como
comparte una mujer en el libro “Mujeres que se en Encuentran” en
relación a esta idea del después: ¿Cómo
sigue esto? ¿Qué se hace?... Y de a poco a medida que seguís
participando en otros te das cuenta que los Encuentros de Mujeres son
eso, son esos tres días donde te llevas toda esa experiencia con la
que seguís trabajando aunque no te des cuenta, durante todo el año,
durante toda la vida, ya está… estás marcada de alguna forma,
algo pasó y ya nada vuelve a ser lo que era… y lo que te queda es
ir al próximo, es ir al otro…” (Alma y Lorenzo, 2009, p. 54.).
Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino
BIBLIOGRAFIA
Amanda Alma y Paula Lorenzo. (2009). Mujeres que se Encuentran. Una recuperación histórica de los Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina (1986 a 2005). Buenos Aires: Ed. Feminaria.
Muy buena idea, en la proxima quiero estar!
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