domingo, 9 de noviembre de 2014

Encuentro Nacional de Mujeres: Una experiencia única

Vamos caminando
Aquí se respira lucha
Vamos caminando
Yo Canto por que se escucha
Vamos dibujando el camino
Estamos de pie
Vamos caminando
Aquí estamos de pie”

Latinoamérica, Calle 13.




Este año 40.000 mujeres se encontraron en Salta en el Encuentro Nacional de Mujeres. Desde hace 29 años que estos Encuentros tienen lugar en distintas partes del país. ¿De que se trata?¿Quiénes van? ¿Para qué?¿Por qué si hace tantos años que se realizan, mucha gente no sabe de su existencia?¿Qué las convoca? ¿Cómo vuelven a sus vidas cotidianas las mujeres que asisten?.
Si bien intentaremos compartir algunas cuestiones objetivas de los Encuentros, esas preguntas sólo se responden pasando por la experiencia de un encuentro. Compartiendo codo a codo con otras mujeres ese espacio autoconvocado. Viviendo la sororidad. Sintiendo en el cuerpo la liberación de la lucha colectiva.
Cada año, miles de mujeres llegan por primera vez a los Encuentros. Estuvimos entre ellas, y como a tantas nos dijeron que cuando regresemos “ya no seríamos la misma”. Y eso pasó.
El Encuentro es un fenómeno inaudito en el mundo: miles de mujeres de distintas clases, edades, gustos y colores se encuentran de forma autónoma y sin financiamiento alguno bajo la premisa de la horizontaildad y la pluralidad. El primero se gestó a poco tiempo de recuperada la democracia entre el 23 y el 25 de Mayo de 1986 en el Centro Cultural San Martín, “en ese tiempo se luchaba por la patria potestad compartida, cuando todavía los varones tenían en su poder –por sobre las madres– las decisiones legales sobre sus hijos. Y, en ese momento, ni siquiera estaba aprobada la ley de divorcio. De ese reclamo a la actualidad hay mucho camino recorrido. Los cambios sociales son abismales y, en muchos casos, fueron impulsados desde las marchas que cierran los Encuentros de Mujeres” (Peker, 2013). Un grupo de mujeres que habían asistido el 1985 a la III Conferencia Mundial de Mujeres de Nairobi, tuvieron la iniciativa de convocar a grupos de mujeres que tuviesen inquietudes por nuestros derechos a pensar juntas y debatir sobre la realidad de las mujeres en ese momento. Alrededor de mil mujeres, se reunieron esos días de Mayo en el Teatro San Martín, probablemente sin siquiera imaginarse que los encuentros se convertirían en una cita ineludible, federal y transformadora.
El Encuentro empieza con palabras de apertura y bienvenida de la Comisión Organizadora. Se entregan las carpetas donde hay una especie de mapa en la que se especifican que talleres hay y donde se encuentran. La manera de participar es muy singular, y acorde a la necesidad de cada mujer: se puede asistir a un solo taller durante todas las jornadas, o participar de varios. La diferencia radicará en que a la hora de elaborar las conclusiones, se privilegia la voz de las mujeres que han participado del debate durante todas las jornadas. La idea principal de los talleres, es que la palabra circule y que se pueda elaborar una síntesis de lo trabajado, razón por la cual la búsqueda de consenso es la única forma posible de plasmar lo trabajado: no se trata de votar y que “gane” la mayoría, sino de escuchar y consensuar siguiendo el espíritu horizontal, pluralista y democrático del Encuentro. Cada taller designa una lectora, y entrega las conclusiones a la Comisión Organizadora.
Terminado este segundo día de trabajo, tiene lugar la marcha en la que todas las mujeres recorren las calles de la ciudad. En lo personal fue una experiencia transformadora, en la que el cuerpo vibró al son de los cánticos colectivos. Todas esas mujeres, todas nosotras ahí, marchando, haciéndonos oír, encontrándonos, con la certeza de que la situación que atravesamos las mujeres cada día, es capaz de transformarse al volverse colectiva. Sintiendo la hermandad en cada paso, vibrando que sí se puede. Una marcha que a la vez, sorprendió a los lugareños al ver tantas mujeres unidas tras una misma lucha, la de los derechos de género. Una marcha que tiñó el aire salteño de lucha.
Esa misma noche, se organiza una peña donde reina la distensión, el baile, las risas. Al otro día, se cierra el Encuentro con la lectura de las conclusiones elaboradas en los mas de 70 talleres, y se elige la sede donde se hará el año próximo.
Como comentamos al inicio, no se vuelve igual del Encuentro de Mujeres. Estar ahí, es sentir todas las historias que trae cada mujer de manera singular, unidas en las experiencias de la desigualdad y en las resistencias cotidianas. Pasar por el Encuentro deja inevitablemente una huella. Hay mucho que se vive desde el cuerpo, territorio repleto de inhibiciones y prohibiciones. Espacio donde el patriarcado ha marcado la opresión. Cuerpo con historia, la propia y la de todas las mujeres que nos anteceden y acompañan. Cuerpo donde se experimenta el dolor y se vive el placer. Placer que se siente con mucha presencia en el encuentro, porque ese cuerpo oprimido se siente liberado, se siente propio: “Estar en los encuentros, participar de ellos genera una instancia de nueva significación, porque el encontrarse con otros cuerpos durante tres día, trasladarse, viajar, debatir, bailar, reír, vivir el encuentro “es” ser parte de ellos de manera colectiva.”  (Alma y Lorenzo, 2009, p 18)
Estando en el encuentro, se respira lucha y certeza de cambio. Y ¿después? ¿Cómo se sigue? Este después es muy reciente, por lo cual no podríamos responderlo. Sí sentimos que hay algo que cambia, hay una energía que emerge, y un caudal de ideas que gritar por ser llevadas a la práctica. Las resistencias culturales son las mismas, nosotras no.


Como comparte una mujer en el libro “Mujeres que se en Encuentran” en relación a esta idea del después: ¿Cómo sigue esto? ¿Qué se hace?... Y de a poco a medida que seguís participando en otros te das cuenta que los Encuentros de Mujeres son eso, son esos tres días donde te llevas toda esa experiencia con la que seguís trabajando aunque no te des cuenta, durante todo el año, durante toda la vida, ya está… estás marcada de alguna forma, algo pasó y ya nada vuelve a ser lo que era… y lo que te queda es ir al próximo, es ir al otro…” (Alma y Lorenzo, 2009, p. 54.).

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino



BIBLIOGRAFIA

Amanda Alma y Paula Lorenzo. (2009). Mujeres que se Encuentran. Una recuperación histórica de los Encuentros Nacionales de Mujeres en Argentina (1986 a 2005). Buenos Aires: Ed. Feminaria.

1 comentario: