Hace un tiempo
este equipo que conformamos Desgenerando el Género viene
reflexionando sobre la conceptualización de la mujer víctima o en
situación de violencia, y esta inquietud se puede ver en las entradas sobre ¿Quien se empodera?, La culpa: un instrumento politico y Mitos sobre la mujer maltratada.
La idea de esta entrada es retomar un poco esas reflexiones y
profundizar en aquello que nos preocupa: aquello que puebla el
imaginario social y profesional sobre las mujeres victimas de violencia,
¿determina la atencion que reciben por parte de lxs agentes publicos
que trabajan en la problematica? ¿Condiciona la ayuda de amigxs y familiares?
Pensar
en una mujer víctima tiene como
punto negativo el hecho de encasillarla desde lo discursivo en un
lugar del que es difícil salir, o en realidad, es difícil pensar en
que esa mujer pueda salir. La palabra víctima es muy fuerte y
podríamos cuestionarnos acerca de su performatividad. Por otro lado,
en todos los protocolos y en las leyes, a la mujer que atraviesa una
situación de violencia se la designa como víctima, y así se las
concibe como acreedoras de algunos derechos/beneficios para salir de esa
condición, como lo es por ejemplo el programa "Ellas Hacen", el cual
prioriza para su otorgamiento a la mujer "victima de violencia de
genero".
Sin embargo,
también notamos que existe una diferencia en referirnos a “la
víctima” sustantivando la situación, o a la “mujer víctima”
adjetivando una situación que es coyuntural: la mujer también puede
ser trabajadora, madre, soltera y eventualmente víctima, no se la
conceptualiza directamente como tal: "la victima".
Representaciones sociales distorsivas
Imagen extraida del libro: Violencia familiar...Liberarse es posible de Maria Cristina Bertelli, pag.213
Con respecto
entonces, a la “mujer víctima” notamos que hay representaciones
sociales que impregnan el imaginario de aquellxs que trabajan o conviven con la
problemática de la violencia, definiendo lo que para ellxs sería
una “buena víctima de violencia” y una que no.
La “buena
víctima de violencia” es en principio una mujer que se deja
rescatar, y que acata sumisamente todo lo que nosotrxs, de este lado
del mostrador, creemos que ella necesita hacer para salir de esa
situación. Por el contrario, la mala víctima de violencia es
aquella que se resiste, que no quiere ser rescatada, que duda de
aquello que se le dice, y que en realidad, todavia no decidio que hacer, pero no quiere que decidan por ella.
A
la buena
víctima de violencia es más fácil ayudarla, no solamente porque se
deja hacer, sino porque, muchas veces, en su cuerpo lleva las marcas de
la
violencia. Con la mala víctima es diferente: una mujer profesional
que sufra violencia psicológica y que tenga muy en claro que es victima
de violencia y exija que los dispositivos actuen para frenar esa
situacion, es menos creíble en tanto víctima,
para quien recepta su denuncia, si es que no cuenta con formacion en estas cuestiones.
Y
la cuestion es que la heterogeneidad de las mujeres que sufren
violencia es incuestionable: las hay en todas las clases sociales, en
todas las profesiones y oficios, solteras, casadas, viudas o noviando,
estudiantes y trabajadoras, adolescentes, jovenes, adultas y mayores, y
la lista sigue. Y las actitudes de ls mujeres que transitan por esta
situacion tambien lo es, aunque una cosa es validad para todas: todas
quieren que la situacion de violencia termine.
Una
idea que esta presente en relacion con las mujeres en situacion de
violencia es la de su culpabilidad. Muchxs de lxs profesionales que
atienden cuestiones vinculadas a las violencias contra las mujeres, muchxs amigxs, hermanxs, padres creen que la responsabilidad de la violencia es de la mujer victima, en ultima instancia, porque "no deciden irse". Siempre hay que tener en cuenta que la mujer puede desarrollar estrategias psiquicas de defensa como los denominados "Sindrome de Estocolmo domestico" o Sindrome de indefension aprehendida" aunque tambien pueden concurrir otras causas, no menos decisivas, por las cuales a una mujer se le dificulte salir de la situacion de violencia: no tiene a donde ir, no tiene a quien llamar, de irse debe hacerlo con sus hijos y no cuenta con la infraestructura necesaria para ello, no tiene trabajo, no tiene dinero, etcetera. No es tan facil irse, si no hay espalda para sostener la decision.
Imagen extraida del libro: Violencia familiar...Liberarse es posible de Maria Cristina Bertelli, pag. 82
Volviendo sobre los mitos que configuran las representaciones sociales en cuanto a la mujer victima/ en situacion de violencia, quisieramos retomar los siguientes (tratados in extenso por Gioconda Batres
Méndez) y preguntarnos: ¿cuantos de estos mitos se reflejan en la atencion que brindan ciertxs agentes publicos, que no permiten que la perspectiva de genero permee su labor? ¿cuantos de estos mitos son tenidos como ciertxs, por vecinos que no se atreven a llamar a la policia cuando escuchan una pelea violenta? ¿cuantos de estos mitos impiden que lxs familiares y amigxs acompañen a una mujer en situacion de violencia, en el largo camino que deben recorrer para salir de la misma?
- El enojo y la ira causan la violencia contra la pareja.
Es la
desigualdad estructural entre varones y mujeres y la ordenación
genérica jerárquica la causa primera de las violencias contra las
mujeres.
- Las mujeres son provocadoras de la violencia.
Nótese
como a través de este mito se pretende culpabilizar a la mujer por
la violencia sufrida.
- Las mujeres dicen no cuando quieren decir sí.
Mito que
legitima la imposición de voluntad del varón, que “sabe mejor que
la mujer misma” lo que ella quiere, les quita la voz a las mujeres
y las culpabiliza.
- Las mujeres deben estar en casa y los varones trabajando afuera.
La división
de las esferas pública y privada de acuerdo al género ostentado, y
la irrupción de las mujeres en el ámbito público es una de las
razones de la llamada “crisis de la masculinidad” que ha puesto
en jaque el orden social impuesto por el patriarcado, y que provoca
más violencia.
- Si a un varón la pareja lo provoca, es natural que la agreda.
Obviamente,
el acto provocador va a ser definido por el varón. Y además,
legitima las respuestas violentas, y no el diálogo, porque una
persona dialoga con quien considera su par, no con quien considera
inferior.
- A veces es necesario usar la violencia.
La
masculinidad hegemónica diría que siempre es necesario utilizar la
violencia frente a cuestionamientos de la propia masculinidad.
- Las mujeres liberadas odian a los varones.
Es vox
populi
que, no inocentemente, pocas personas saben que el feminismo es un
movimiento que lucha por la igualdad entre varones y mujeres, y no
una ideología que los odia, como popularmente se ha recepcionado.
- Las mujeres son tan violentas como los varones.
Este mito
intenta justificar la violencia ejercida, y además invertir el orden
del cuestionamiento.
- Las mujeres quieren ser dominadas por los varones.
Se confunde
el querer con los efectos de una socialización diferenciada que
estipula que “así debe ser”.
- Los celos son naturales en los varones y son amor.
La creencia
que quien te cela es porque te ama ha contribuido a paralizar y
confundir a las mujeres frente a actos que no son otra cosa que
intentos de control de sus vidas. Los mitos del amor romántico han
legitimado casi toda la violencia ejercida contra mujeres,
disfrazándolas de amor verdadero.
- La violencia se da por problemas en la comunicación.
Esto no es
así, ya que la violencia no se emplea como modo de resolución de
conflictos en la pareja, sino como forma de imponer la voluntad del
uno sobre la otra.
- Un varón tiene derecho a escoger las amistades de la compañera.
Este mito
legitima el poder de control del varón sobre su compañera mujer.
- La violencia es responsabilidad de los dos.
- Las mujeres golpeadas se quedan porque les gusta.
- Si la mujer no se dejara el varón no le pegaría
La
violencia sólo es responsabilidad de quien la ejerce. Es muy
importante tener presente los mecanismos psicológicos que se aplican
para que una mujer tolere la violencia sufrida, como el síndrome de
Estocolmo doméstico o el síndrome de indefensión aprehendida, que
explican el por qué una mujer puede quedarse, sin que esto sea en
verdad una elección legítima.
- Si la mujer se aguanta por bastante tiempo las cosas cambiarán.
Este mito
legitima la pasividad que se espera de una mujer. Las relaciones
violentas sólo empeoran con el tiempo.
- La violencia doméstica no afecta a los/as niños/as.
Aunque lxs
niñxs no sufran los hechos violentos directamente, siempre se ven
afectados por ellos, e inmediatamente se convierten en víctimas de
violencia intrafamiliar.
- Esto es voluntad de Dios y nadie se debe meter.
- Alguien debe estar a cargo del hogar
- Las mujeres merecen ser golpeadas porque se portan mal.
Los
fundamentos religiosos y morales han ejercido mucha influencia en el
mantenimiento del statu
quo
que legitima las violencias contra las mujeres.
Julieta Evangelina Cano y Maria Laura Yacovino
Bibliografia consultada:
- Batres Méndez, Gioconda (1999) El lado oculto de la masculinidad/ San José, Costa Rica: ILANUD. Programa Regional de Capacitación contra la Violencia Doméstica.
- Bertelli, Maria Cristina (2009) Violencia familiar, liberarse es posible. Ed. de la autora.
Hola! me ha encantado el artículo. Sólo quisiera hacer una pequeña observación: ¿podrían cambiar el tipo de letra? resulta un poquito cansado para la vista el tamaño y el tipo de ésta. ¡disculpen la molestia! :) Me llevo para compartir de todos modos :)
ResponderEliminarBuenas noches! todo es tal cual se escribe, el problemas es que las situaciones de las mujeres siguen empeorando cada vez mas, en cambio, los hombres cada vez progresan mas y validan sus asuntos y de que manera..Entiendo que las mujeres en parte somos culpables, ya que como es el caso en mi país Colombia, las mujeres siguen carentes de amor propio, de ganas de superar-sen y posponen sus sueños y ambiciones por creer en los hombres y que sobre todo, no entienden, que ningún hombre está comprometido con nuestros sueños, y menos después de utilizarnos y desfogar cualquier deseo. Las mujeres no quieren entender que amores viscerales no es asunto de hombres...
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