martes, 18 de febrero de 2014

Reflexiones acerca de situaciones concretas de violencia institucional


Dos acontecimientos que trascurrieron la semana pasada en nuestro país han activado una alarma entra las feministas de Argentina:
El primero de ellos al que nos referimos (entre tantos otros que seguramente no trascienden en los medios) sucedió en la provincia de San Juan, en donde se cito a declarar a una mujer que había denunciado por violencia de género a su pareja, 19 meses después de que él la matara; y el segundo caso ocurrió en San Fernando, en donde trascendió un video en donde se ve cómo un policía maltrata físicamente a una mujer que había concurrido a hacer una denuncia por violencia doméstica.
No podemos dejar de alarmarnos por estos hechos no sólo por lo aberrantes de ambos, sino por el mensaje que sin duda transciende y llega a ellas y a ellos:  ante una denuncia que pretenda desequilibrar el statu quo, el Estado responderá con violencia institucional.
Artículo 6 inciso b de la ley 26.485 dice:
Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;

A pesar de los esfuerzos de nuestro país por prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres, aun falta mucho, porque lo normado en la legislación no permea a las prácticas de lxs funcionarixs que trabajan en la problemática. Y es que trabajar en violencias contra las mujeres no sensibiliza per se a los operadores, sino que es necesario que éstxs no sólo estén capacitadxs sino también comprometidos en la lucha por una igualdad real entre mujeres y varones. Y es que muchxs funcionarixs siguen pensando que la mujer vícitma de violencia es la culpable de la violencia que sufre.
Una mujer que está atravesando una situación de violencia, que aproximadamente le toma entre 5 y 8 años acercarse a realizar la primer denuncia a la comisaría y que se encuentra con una desidia tan extrema que es absurda, o con agresiones físicas por parte del personal policial, es algo que no nos podemos permitir como sociedad. Las mujeres pagan con sus vidas estas aberraciones.
La violencia institucional es a nuestro juicio, de las más graves, ya que le “confirma” a las mujeres que no hay nada que puedan hacer con el flagelo de la violencia que sufren, porque el Estado está ausente, o porque el Estado decide deliberadamente no hacer nada al respecto, volviendo al paradigma de la violencia como parte de la esfera privada de las ciudadanas.
Es importante que cuando una mujer en situación de violencia acude a un servicio del Estado, sepa que puede volver a recurrir cuando lo necesite. Ese es el paso inicial para la salida del círculo de la violencia, una red, personal e institucional, que acompañe a las mujeres en este camino largo que implica el derecho a una vida libre de violencia. Los casos expuestos, por el contrario, sólo disuaden a las mujeres de acudir al Estado en caso de necesitar ayuda, y al conclusión más grave de todo este sistema perverso, es que no hay salida.
Hasta tanto no ocurra la situación ideal de que exista gente sensibilizada alojando a una mujer que acude a una institución por ser víctima de violencia, creemos de suma importancia poder ofrecerle a las mujeres conocimientos claros de cuales son sus derechos, y las herramientas con las que cuenta. Como expusimos en la entrada sobre Empoderamiento, el saber genera mayor autonomía. Es importante que quede claro que:

  • La  violencia es un círculo, y no desaparece ni cambia. Con las personas violentas no es posible llegar a ningún acuerdo, y eso ellas lo saben por propia experiencia.
  • Si está sufriendo violencia, que acuda a una Comisaría de la Mujer a denunciar el hecho.
  • Entender que quien toma la denuncia (tanto en comisaría, como la declaración en el Juzgado) no necesariamente es una persona sensibilizada en la temática, por lo cual es importante ayudar a que sean claras y contundentes en los relatos, a saber: descripción clara del hecho, nombre del agresor, si utilizó algún elemento para provocar la agresión o a modo intimidatorio, si hubo amenazas e insultos y cuales, y si había testigxs o si fue en presencia de sus hijxs si los hubiere. Si la Comisaría de la Mujer realiza Informe de Riesgo, averiguar en que horarios lo hacen y solicitar que se lo hagan. Esto es un elemento más para pedir las medidas y muchas veces sustituye el requisito de llevar testigxs. Si hubio lesiones físicas, que acuda al Hospital o Centro de Salud a pedir el Precario Médico donde quedarán constatadas las lesiones.
  • Comunicarle que el agresor no se enterará de esa denuncia hasta que no exista una medida cautelar y sea notificado.
  • Una vez realizada la denuncia, dirigirse en el lapso de 72 hs al Juzgado de Paz a solicitar medidas de Protección: Perímetro,  Exclusión del Hogar y/o restitución de pertenencias.
  • Aclararle que las medidas pueden tardar unos días en salir, y que es importante que en ese tiempo extreme las medidas de protección: indagar por la red vincular que pueda tener para que pueda apoyarse en ella; si ella expresa no tener a nadie producto de la violencia indagar por vecinos, participación en instituciones, concurrencia a centro de Salud, ofrecerle los espacios que existan en el municipio; tener a mano el número  de teléfono de la policía; intentar estar el menor tiempo posible sola.
  • Si estos trámites los debe realizar en horario laboral, puede solicitar un certificado que conste que estuvo realizando trámites en el Juzgado o acudiendo a algún servicio de salud.
  • Ponerla en conocimiento de como sigue el proceso Judicial: como se notifica, que ella no tiene que estar presente si se realiza una exclusión, que el perímetro una vez vigente debe cumplirse y denunciar si esto no ocurre.
  • Si se queda en la casa que el agresor tiene llave, aconsejarle cambiar la cerradura o la combinación. Una vez hecho, suele generar bastante más tranquilidad. Lo mismo con el teléfono celular, si el agresor la acosa por mensajes de texto y/o llamados, además de realizar la denuncia pertinente por incumplimiento, cambiar el número de teléfono y que se lo da a su círculo más intimo.
  • Generalmente, la denuncia y trámites judiciales generan mucha culpa a la mujer: resaltar que nada de esto hubiera ocurrido si ese varón no la hubiera violentado y que si hay un culpable es él, y no ella. Que todo esto es para protegerse y salir de una vida donde su deseo quedó aplacado.
  • Alertarla sobre las posibles "venganzas" del agresor, a fin de que tenga herramientas para actuar de manera saludable: seguramente no le dará recursos económicos, buscará aislarla, intentará disuadirla en que nada de lo que hace sirve, buscará controlarla y/o manipularla, le dirá mentiras para generarle miedo, y usará a lxs niñxs (si los hubiere) como principal herramienta de control: que es mala madre, que se los va a sacar, que ella está loca y la justicia no se los va a dar, que son sus hijxs y que el puede verlos cuando quiera (En relación:  Niñxs testigos de violencia= niñxs víctimas ) Es imprescindible que sepa que cuenta con Servicios especializados (darle dirección y teléfono) a donde puede dirigirse para sacarse cualquier duda.
  • Evaluar en cada mujer, cuando es pertinente darle las distintas informaciones. Si se puede realizar un seguimiento cercano o mantener un intercambio fluído, lo ideal es que más allá de darle un pantallazo general ir luego recordando por "etapa" lo que corresponda, ya que la información es mucha y la idea es que otorgue claridad y no que sume confusión.
Finalizando...
Como ya dijimos reiteradas veces en este blog, la problemática de las violencias contra las mujeres no puede abordarse desde el sentido común, y no puede dejarse en manos de personal no capacitado al efecto. Es necesario que se dispongan de los fondos necesarios, no sólo para formar a lxs agentes del Estado, sino también para contratar personal idóneo.
Desde las escuelas y las Universidades, nos preguntamos, ¿qué se está haciendo hoy? Cuando la perspectiva de género sigue entrando por el costado en materias muchas veces optativas, cuando las hay, o en talleres de 2 horas por mes que no llegan adimensionar el fenómeno. 
Creemos que estos casos ponen de relieve que falta mucho por recorrer y que no deben bajarse los brazos, porque resta mucho por hacer, sobre todo porque el punto focal de las políticas públicas está basada en la denuncia de los hechos, evidenciando que el silencio mata, pero en estos casos, el valor también se paga caro.

Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

3 comentarios:

  1. Dirección de Género, Tigre18 de febrero de 2014, 17:13

    Buenisimo!

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  2. Totalmente de acuerdo y en especial en que ésta problemática social y de salud pública nunca puede ser abordada desde el simple sentido común. Lo que a mi en lo personal me preocupa es como la descalificación, humillación, en síntesis, el discurso machista circula tanto en mujeres hacia otras mujeres.

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  3. Muy bueno el artículo! Lamentables los dos sucesos...

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