miércoles, 3 de diciembre de 2014

El ser mujer, el devenir puta

En esta entrada no nos ocuparemos de las mujeres prostituídas. Nuestra posición al respecto es una, y es abolicionista, y no consideramos que la prostitución sea un trabajo sino una explotación sexual. Tampoco es nuestra intención cuestionar si es adecuado o no utilizar la palabra "puta" como reivindicación a fin de neutralizar ese insulto al tomar otro valor. Lo que nos proponemos es abordar qué prohibiciones y preceptos circulan cada vez que un varón o una mujer le dice a modo de broma o de insulto, “puta” a una mujer, es decir que otras cosas decimos cuando decimos PUTA.
En la página de “la marcha de las putas”, relatan que estando reunidas muchísimas mujeres pidieron que levante la mano aquellas a las que NUNCA le habían dicho “puta”. No hay que ser vidente (con ser mujer basta) para suponer que no hubo ninguna mano alzada.
La palabra “puta” en sus diversos significados funciona como regulador de las conductas y los cuerpos de las mujeres, generando en paralelo una división entre las “chicas bien” y “las otras, las putas”. Desde pequeñas nos enseñan cómo comportarnos para “no ser putas”, e imprime en el cuerpo de la mujer el miedo a ser adjetivadas como tales, estableciendo una doble moral en la que sentir placer por el sexo no sólo no está permitido sino que desvaloriza a la mujer, y sólo es posible vivirlo a escondidas y con culpa.
Marta Lamas sostiene que la expresión puta
se usa no sólo para nombrar a las trabajadoras sexuales; se usa para calificar a las mujeres que no se ajustan a los lineamientos de “decentes” (sea porque tienen relaciones sexuales libres o simplemente porque visten de manera llamativa) ; pero también ciertos hombres utilizan dicho apelativo como venganza cuando una mujer resiste sus avances indeseados. Por eso el calificativo de “puta” les sirve a ciertos hombres como insulto y socialmente se vuelve un arma para mantener a raya a las mujeres: el temor de ser calificadas de “putas” las predispone a aguantar malos tratos o restricciones a sus deseos. Así, la utilización arbitraria y sexista de “puta” cuando el comportamiento de las mujeres no es lo que se espera hace que en cualquier momento las mujeres puedan ser estigmatizadas como putas (Lamas, 2011)

Nos parece sumamente interesante lo que plantea Marta Lamas, y nos permite pensarlo desde el concepto de estigma. Erving Goffman (1963) lo define como un atributo personal negativo, que sitúa a una persona como inferior y diferente. De esta manera, cualquier comportamiento que realice el/la estigmatizadx, será fuente de vergüenza, humillación y rechazo. El autor hará una división entre sujetos desacreditables y sujetos desacreditados. Lxs primerxs buscarán manejar en las interacciones sociales, las informaciones que transmiten, a fin de ocultar el estigma; mientras que lxs segundxs, se enfrentarán a la burla y el rechazo, por presentar el estigma negativo conocido por los demás. Si bien el concepto de desacreditado/desacreditable es mucho más amplio que este recorte, podemos pensar que en este caso el “ser puta”, es un estigma que a unas las excluye y a otras las amenaza; que aquellas mujeres que se encuentran en una situación de prostitución llevan el peso de ser estigmatizadas como sujeto desacreditados, y aquellas que vivan su sexualidad con cierta libertad y muchísima culpa, llevarán consigo el estigma de ser sujetos desacreditables. ¿Y que es lo más grave de este estigma? Que a las mujeres nos violentan y nos matan por putas.
Cuando trabajamos con mujeres víctimas de violencia de género, es moneda corriente escuchar que las tratan de putas por ser infieles, por querer trabajar, por vestirse de determinada manera, por no querer tener relaciones sexuales, por querer ejercer su libertad. Pero no sólo las mujeres que están atravesando  situaciones de violencia de género con su pareja son tratadas como putas en tanto estigma. Esa palabra se usa como castigo a cualquier acto de libertad que una mujer tenga sobre su cuerpo y con el fin de juzgar la sexualidad de las mujeres: se dirige a la que se acuesta libremente con quien quiere y a la que no acepta una relación, a la rebelde, a la que no vincula como condición sine qua non el deseo sexual al amor, ni la sexualidad a la institución de la pareja (no hace falta más que pensar en que adjetivos se enuncian para hablar de la sexualidad libre de las mujeres -puta, zorra, gato, perra- y la de los varones -adjetivado de manera positiva-), a la que grita si la insultan, a la que no quiere recibir un piropo, a la que tiene una pollera corta, la que camina sola a las doce de la noche...y eso además de puta, la convierte en culpable si sufre algún tipo de abuso, porque se lo merece por puta..

Compartimos algunos fragmentos de lo que escribe Déborah Jael, Organizadora de La Marcha de las Putas Bs As:

Por qué Soy una Puta: “Usan esa palabra para intentar insultarme cuando me comporto de forma libre. Cuando disfruto de mi sexualidad. Cuando elijo con quién si y con quien no quiero. Cuando me defiendo de quien me ataca. Cuando le respondo a un hombre que espera que me quede callada. Cuando GRITO las injusticias que veo a mi alrededor. Cuando no me importa qué piensen de mi o de mi ropa. Cuando peleo por mis ideas, y por cambiar el mundo. Por ende, soy una puta. Soy re puta, y con orgullo. Porque soy una mujer libre, soy una puta. Porque amo a los hombres y a las mujeres y me interesa disfrutar CON ellos, soy una puta. Porque busco COMPAÑER@S y no dueñ@s, soy una puta. Por hacer de mi vida lo que quiero, por eso soy una puta. Por responderle a un tipo en la calle que me acosa, soy una puta. Por tener una pollera corta en el tren, me manosearon a los 17, porque iba vestida como Puta (claro, en verano la ropa cómoda y fresca es sólo para los hombres... o para las putas). Por haber denunciado a un tipo que me acosó en mi trabajo, fui una puta (para mi ex jefe, lo era por vestir una bermuda y un vestido que me tapaba incluso la cola... nuevamente, el verano es sólo para los hombres). Por vestirme sexy cuando quiero, soy una puta. Por tener actitud sexy, soy re puta. Por sentirme sexy, soy incluso más puta. Por gozar, soy una puta. Por tener sexo con varios hombres sin haberme casado ni ser la novia de ninguno, soy una puta. Por ser mujer, soy una puta (porque toda mujer es una puta escondida, y por eso a TODAS nos lo han dicho al menos una vez en la vida). Por haber sido una niña, fui abusada (andá a saber qué tenía de puta en ese momento que pudo 'provocar'). Luego, por ser una puta, fui forzada sexualmente. Y por sentirme una puta, me lo callé.
Pero eso se acabó.
Pasó mucho tiempo hasta que descubrí que el problema no era yo. Que no era la que estaba 'sucia' ni la que tenía que dejarme hacer. Y ahora, ya no duele la palabra puta, marcada a fuego en el alma. Me di cuenta de que lo que intentan insultar es MI LIBERTAD. (...) Nada más temeroso que una mujer que se sabe MUJER y no sumisa, como nos quieren hacer creer. (...)Las mujeres tenemos que aprender a ser mujeres libres, y los hombres, a ser hombres libres.”


Julieta Evangelina Cano y María Laura Yacovino

Bibliografía:
  • Jael, Deborah. https://www.facebook.com/notes/no-quiero-tu-piropo-quiero-tu-respeto/por-qu%C3%A9-puta-como-insulto/481418668554989
  • Lamas, Marta (2011) La Marcha de las Putas. Disponible en http://www.proceso.com.mx/?p=272467 (recuperado 2/12/14)
  • Lamas, Marta (2011) Las mujeres temen ser llamadas “putas”: Marta Lamas. Disponible en http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=5246 (Recuperado 2/12/14)
  • Yacovino, Maria Laura: Los Roles de Género en la Transexualidad, ¿Ser y parecer?. TFM, Universidad de Salamanca.





4 comentarios:

  1. Muy buen artículo. Me encanta vuestro blog.

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  2. Gracias Sil! INtentamos aportar nuestro granito de arena. Para lo que necesites, acá estamos. Abrazo de puta!

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  3. muy buen articulo! me encanto..lo comparto..es muy claro..la verdad un lujo! abrazo!

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  4. Muy buen articulo, gracias por darnos el ejemplo de no quedarnos calladas y decir como es la sociedad

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